Faith Kipyegon, tricampeona mundial de la distancia y plusmarquista, se mantuvo buena parte de la carrera a la zaga de la etíope Gudaf Tsegay, y esperó a 300 metros de la llegada para atacar y ponerse en cabeza.
La plata fue para la australiana Jessica Hull (3:52.56) y el bronce se lo llevó la británica Georgia Bell (3:52.61).
"Logré hacer historia", dijo la vencedora, exultante. "Quería, de verdad, defender mi título", conquistado en Río de Janeiro (2016) y renovado en Tokio (2020). "Tenía ese sueño. Es increíble para mí. Lo he hecho. ¡Estoy tan feliz!", agregó.
El oro de este sábado es la segunda medalla para Kipyegon en París, después de lograr el lunes la plata en los 5.000 metros, donde se impuso su compatriota Beatrice Chebet.
Aquel segundo puesto vino acompañado de psicodrama, y es que tras cruzar meta en segunda posición y celebrarlo en la pista, la organización la descalificó por obstrucción a sus rivales.
Faith recurrió con éxito, pero el mal trago le hizo un efecto duradero.
"Me comió mucha energía. No dormí hasta ayer, estaba preguntándome qué ocurría. Pero ahí que salí, fui yo misma, corrí, y he ganado la medalla de oro. Estoy muy agradecida", apuntó.
A sus 30 años, la tricampeona del mundo de la distancia (2017, 2022 y 2023) era la gran favorita, después de batir hace un mes en París, en la Liga de Diamante, su propio récord del mundo de la distancia, con un crono de 3:49.04.
Con el tiempo de este sábado, la keniana mejoró también su récord olímpico, que se remontaba a la cita en Japón (3:53.11).
La etíope Tsegay, que aparecía como una de las favoritas y fue plata en el Mundial de Eugene (2022), se derrumbó en la última vuelta y quedó duodécima y última.
Un resultado de nuevo decepcionante, tras concluir novena en el 5.000 y sexta en los 10.000.
La española Águeda Marqués, que debutaba en unos Juegos Olímpicos a sus 25 años, concluyó undécima y batió su mejor marca personal (4:00.31), lo cual no es nuevo para ella en esta edición.