Sólo ha habido un color y ha sido el blanco que portaban las jugadoras españolas en su enfrentamiento de cuartos contra las germanas en el vacío -menos de 500 personas- Arena Stožice de Liubliana (Eslovenia).

En el momento más oportuno, cuando más se necesitaba, las de Miguel Méndez firmaron su mejor encuentro del torneo. Uno que empezó con muchas dudas y que, después de la exhibición ante Alemania, las vuelve a colocar entre las máximas favoritas al título. 

La defensa fue magnífica, tanto que sometieron a un rival más desgastado por haber disputado los octavos y que no encontraba cómo perforar el aro hispano. Los diez primeros minutos, con un 20-7, mostraban lo bien que habían protegido su canasta las nuestras. 

Era evidente que ese no iba a ser el nivel de Alemania, o sí... que habría momentos en los que anotar no fuese tarea sencilla y la intensidad atrás bajaría enteros y efectividad. Pero comandadas por Queralt Casas superaron los mínimos inconvenientes para mantener la preciada renta al descanso (33-16). 

Un tercer cuarto inolvidable

El poderío español volvió a aparecer tras la reanudación. De la mano de Cazorla, y de nuevo con la defensa como clave, España rompió definitivamente el encuentro doblando en el electrónico (60-30) a las pupilas de Lisa Thomaidis.

Con el triunfo en el bolsillo, Méndez dio descanso a algunas de sus jugadores, pero exigiendo al resto el máximo compromiso y energía. Le costó perder el cuarto, pero ya todo el trabajo estaba hecho para sellar la victoria por 67-42. 

Hasta cuatro jugadoras anotaron 10 o más puntos (Cazorla, Casas, Gil y Quevedo). Laura Gil, además de sus 13 puntos, capturó 11 rebotes. Enfrente, la máxima anotadora fue Greinacher, con sólo nueve.

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