Publicidad
Publicidad
Publicidad
Más

La tranquilidad de Jokic y la euforia masiva de Grealish: dos reflejos de una victoria

Rafael Gómez
Jokic festeja la NBA con los Nuggets
Jokic festeja la NBA con los Nuggets AFP
Uno se consolidó como el MPV de la NBA. El otro, no ha sido el mejor jugador de la Premier pero, sin duda, completó una dupla fenomenal con Erling Haaland (22) que llevó al City a conquistar un histórico triplete.

Nikola Jokic (28), al terminar el quinto partido contra Miami, sabía que era campeón de la NBA. Tenía el anillo en su poder; el MPV. En lugar de enloquecerse o causar repercusión, el serbio sólo pensó en una cosa: regresar a su país, descansar y estar en familia. Culminó el juego; saludó uno por uno a los baloncestistas de los Heat y, sin mayor repercusión, festejó, sereno, maduro y humilde el primer título de NBA de los Nuggets. 

"Estoy feliz por todos ellos. Estoy feliz por DeAndre Jordan, por Jeff Green, por Ish Smith. Literalmente por todos. Michael Porter Jr. tuvo tres operaciones y aun así vino a ayudarnos a ganar un campeonato. Jamal Murray, que tuvo una cirugía y no jugó bien al comienzo del curso... Pero ya os dije que todos sabíamos de lo que era capaz", dijo el serbio, frío, sensato y pausado en la rueda de prensa post partido.

Jokic, en su último partido de la NBA ante Miami
Jokic, en su último partido de la NBA ante MiamiAFP

 

Grealish, desatado en Mánchester, Ibiza y Estambul

Mientras que Jokic participaba en “la peor celebración de la NBA de la historia”, como titularon algunos medios estadounidenses, un jugador del City era noticia por haberse movilizado a Estambul, Ibiza y Mánchester en una semana. Ese futbolista fue Jack Grealish (27).

Feliz, orgulloso y desatado, Grealish fue el alma de la fiesta en el bus del City. Bailó incluso bajo un torrencial aguacero que cayó durante la celebración por toda la ciudad. Dejó el vestuario con un altavoz inalámbrico a todo volúmen en Estambul, con los jugadores del Inter aún en el estadio; viajó y fue de fiesta a Ibiza el fin de semana y regresó el lunes a Manchester para hacer parte del festejo colectivo. 

Grealish, con sus compañeros del City
Grealish, con sus compañeros del CityAFP

No está mal lo que hizo Grealish. Ganó un triplete; disputó 49 partidos, anotó 5 goles y aportó 11 asistencias. Fue importante. Se ganó la confianza de un entrenador exigente, perfeccionista e intenso (como lo llamó Haaland) como Guardiola. 

Simplemente son dos reflejos de la victoria. Jokic, la mesura, la frialdad y el descanso. Grealish, el descontrol, la alegría y la locura desatada.