Tras los adoquines irrumpen las Ardenas. Todo en una semana: de domingo a domingo, sin olvidar la cita del miércoles. Por orden: Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja, que es además el cuarto monumento de la temporada. Mathieu van der Poel ganó la primera (Milán-San Remo) y la tercera (París-Roubaix).
Sin embargo, el fenómeno holandés tuvo que conformarse con el segundo puesto en Flandes, donde se impuso el Caníbal de los tiempos modernos, Tadej Pogaçar, que incluyó una visita a los molinos de viento holandeses entre sus etapas previas al Tour de Francia.
El Caníbal del siglo XXI
Y es precisamente el campeón esloveno el principal favorito de la Clásica de la Cerveza. Después de todo, ¿qué mejor acompañamiento para las patatas fritas de Flandes que una buena cerveza fría? El ciclista más fuerte del momento ha hecho saber en los últimos días que también intentará conquistar la Roubaix en el futuro.
Antes de hacerlo, sin embargo, tendrá que"ganar unos kilos y fortalecer las manos para sobrevivir a los adoquines". Aun así, la sensación es que si Tadej se hubiera presentado en la línea de salida de la Roubaix, difícilmente habría subido al podio.
Lo que más sorprende de él es su humildad. Pequeños grandes detalles que te hacen darte cuenta de su gran margen de mejora. Cuando se llevó las manos al pelo (técnicamente al casco) antes de cruzar la línea de meta en Flandes dejó claro que, al fin y al cabo, ni siquiera de él se espera que gane todas (o casi todas) las carreras en las que participa.
Los outsiders
Su presencia y la ausencia simultánea de los demás protagonistas del ciclismo mundial -además de van der Poel, también faltarán Wout van Aert, Remco Evenepoel y Primoz Roglic- hacen muy difícil imaginar un epílogo alternativo a la victoria del esloveno.
Dicho esto, los aspirantes a sucederle no son pocos. Empezando por el ganador de la última edición, Michal Kwiatkowski, que, sin embargo, no llega en las mejores condiciones posibles. Sin olvidar a Thomas Pidcock que, tras conquistar la Strade Bianche por todo lo alto, no ha podido plantar cara a los mejores en los tres primeros Monumentos de la temporada.
El recorrido de la clásica de la cerveza
La 57ª edición de la Clásica de la Cerveza tendrá lugar en los 252,2 kilómetros del duro recorrido que llevará a los corredores de Maastricht a Valkenburg, tras dejar atrás 3.266 metros de desnivel. Un auténtico sube y baja, con 30 subidas y un circuito final que incluye el Cauberg (1,5 km al 4,7% con picos del 11%), el Bemelerberg (1,3 km al 3% con picos del 9%) y el Geulhemmerberg (1 km al 5,5% con picos del 8%).
Entrando en más detalles, la primera de las tres secciones del recorrido terminará tras 75 kilómetros y seis subidas, que servirán no tanto para hacer la selección como para marcar el tono de las hostilidades. La segunda parte de la carrera, en cambio, incluye 14 subidas: desde el Wolfsberg hasta el primer paso sobre el Cauberg.
Y sólo después de 174,4 kilómetros (faltan 79,2) pasan por primera vez bajo la línea de meta, iniciando así el tercer y decisivo tramo de la carrera que atraviesa y desanda varias carreteras y subidas abordadas anteriormente por la caravana antes de volver al Cauberg y hacer un segundo paso bajo la línea de meta a 16 kilómetros de la meta. Y es en este tramo final donde los favoritos intentarán marcar la diferencia demostrando que tienen más que sus rivales.
