Bienvenido al infierno: en los 273,4 kilómetros de la Ronde, la carretera se torcerá 19 veces. Y, por si fuera poco, la mayoría de las subidas, algunas con pendientes superiores al 20%, serán sobre adoquines, además de otros seis tramos llanos.
Así son las cosas en Flandes: los baches de la carretera, que los ciclistas suelen evitar con sumo cuidado, se convierten de repente en el refugio de los que están hartos de tambalearse sobre sus bicicletas y, sobre todo, de los que quieren evitar pinchazos o incluso simplemente comprometer el buen estado de sus ruedas.
Y poco importa si este año, además de la ya conocida ausencia de la Kapelmuur, la salida se ha fijado en Brujas y no en Amberes (donde volverá el año que viene) y, por tanto, no habrá travesía de Zottengem, donde hay otros dos muros históricos como la Paddestraat y la Lippenhovestraat. Tampoco faltarán las emociones fuertes y los adoquines, el Oude Kwaremont (tres veces) y el Paterberg (dos).
Kortekeer, Eikenberg, Molenberg, Koppenberg, Marlboroughstraat, Berendries, Valkenberg, Ten Houte y Kanarieberg: algo menos de 60 kilómetros de auténtico infierno del que sólo los más fuertes saldrán con la fortaleza física y mental necesaria para poder aspirar aún a la victoria final.
Los favoritos
En las carreteras de la primera Gran Clásica del Norte (no queremos las pequeñas, que al fin y al cabo no lo son) -la segunda llegará el próximo domingo, cuando sea el turno de la París Roubaix-, a menudo han sido los ciclistas de casa los que mejor lo han hecho. De hecho, ha habido 69 éxitos de corredores belgas, 71 si incluimos también las dos ediciones ganadas por Mathieu van der Poel, que tiene pasaporte holandés pero es belga de nacimiento.
Su doble victoria en los adoquines de Flandes también permitió a Holanda, con 12 triunfos, adelantar a Italia, que se ha quedado en 11 (tres de los cuales llevan el nombre del gran Fiorenzo Magni). El último italiano en imponerse en la meta de Oudenaarde fue, en 2019, Alberto Bettiol, que este año volverá a estar en la salida, acompañado por Matteo Trentin, mientras que Filippo Ganna ya ha hecho saber que su principal objetivo es Roubaix, en la que concentrará su preparación y esfuerzos.
La sensación es que después de la E3 Saxo Bank Classic, volverán a ser los tres tenores, es decir, el defensor del título van der Poel, que también ha ganado este año la Milán-San Remo, Tadej Pogaçar y Wout van Aert, quienes darán otro espectáculo, aunque sólo los ingenuos pueden creer que Tom Pidcock se quedará mirando.
El campeón generoso
En los últimos días ha sido noticia la decisión de van Aert de "regalar" la Gent-Wevelgem a su compañero de equipo Cristophe Laporte. Una decisión que enfadó a tres leyendas del ciclismo belga. Empezando por el Caníbal. Y, después de todo, dado su apodo, era previsible que Eddie Merckx no hubiera estado de acuerdo:"Yo no lo habría hecho.Podría haber sido el primero de la historia en ganar la E3 Saxo Classic, Wevelgem y Flandes'.
El mismo concepto expresó también Tom Boonen, mientras que Johan Museeuw añadió que'dentro de 15 años, Wout podría volver en sí y estar enfadado consigo mismo'. El único que rompió una lanza hacia él fue el suizo Fabian Cancellara: 'Un gesto de un verdadero campeón. Un campeón generoso".