Venían rebotados los ciclistas, en especial un crítico con la organización Vingegaard, con lo sucedido en la primera etapa, donde algunos equipos llegaron a meta a oscuras. Y cuando vieron chinchetas en la carretera al poco de empezar la segunda, amenazaron con parar. 

Ya antes se había llegado a un acuerdo para que, de cara a la general y por la aplicación del protocolo climatológico, el crono se parase a nueve kilómetros de la meta. Por ahí Piccolo se hizo con el maillot rojo. 

El italiano ya fue protagonista en el primer puerto, de tercera categoría, del día. Junto a Sobrero, Javi Romo, Bol y Joel Nicolau, se escaparon, disfrutando de una ventaja de tres minutos y medio antes de subir al Coll d’Estenalles.

Una diferencia que fue reduciéndose gracias al trabajo del DSM, que defendía el liderato. Aun así, Romo y Piccolo resistieron conforme se acercaban a la capital catalana, entrando en los últimos 20 kilómetros de etapa con un minuto de ventaja y asegurándose el italiano el liderato. 

Allí llegaron los nervios y las caídas, de la que no se libró el hasta entonces líder, Lorenzo Milesi. Los dos escapados no fueron atrapados hasta el pie de la subida final al Alto del Castillo de Montjuïc, donde Andreas Kron atacó en las rampas más duras -pendiente media de más del 9 %- para lanzarse en solitario en el descenso hacia la victoria de etapa. 

Aventajó el danés en siete segundos a un grupo reducido liderado por Kaden Groves. A 13'51" entró Milesi. 

Este lunes, La Vuelta 23 vivirá en su tercera etapa, la primera jornada de alta montaña, con 158,5 kilómetros desde Súria y la llegada en alto de Arinsal, en Andorra.