Eran sólo 10 puntos de distancia antes del inicio del Gran Premio de Australia y el final de la temporada está a un paso, de ahí que cualquier prueba, incluso esas que reparten un botín más reducido (como las que son al esprint), tiene visos de ser determinante. Apenas habrá otros tres fines de semana por delante una vez se deje atrás el país de los canguros y tanto Francesco Bagnaia como Jorge Martín, ambos instalados en la Q2, van a exprimirse al máximo.
Marc Márquez había sido el más rápido en los ensayos clasificatorios y tenía ganas de volver a ser el invitado inesperado de una fiesta que, salvo sorpresa mayúscula, no le pertenece. Su salida no fue buena, ya que cayó hasta incluso el octavo puesto. Sin embargo, recuperó terreno muy pronto -incluyendo vuelta rápida- y escaló hasta el podio. No contento con ello, se hizo luego con la segunda plaza. Enea Bastianini, tercero por méritos propios.
Martín, entretanto, dio una patada a la presión y firmó una sólida actuación para dejar sin opciones a Bagnaia y el resto de competidores. El de Pramac Racing tenía todas las de ganar al llevarse la pole horas antes y no desperdició la oportunidad de sumar 12 valiosísimos tantos (su principal rival, además, terminó cuarto). Este minigolpe de autoridad lo intentará consagrar en la cita del domingo, en la cual actuará como favorito.
El apartado negativo de la jornada lo protagonizaron Maverick Viñales y Marco Bezzecchi, quienes pugnaban por ser quinto. Muy enfadado tras abrazar el asfalto, el español se lo hizo saber al italiano, que se vio obligado a abandonar en camilla. Ambos estaban conscientes pese a la dureza del accidente y fueron trasladados al centro médico para ser evaluados. Pedro Acosta, que necesitaba remontar, también se fue al suelo.