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Diego Simeone, una incógnita que se tambalea entre el miedo y el desgaste en el Atlético

Diego Simeone, una incógnita que se tambalea entre el miedo y el desgaste en el Atlético
Diego Simeone, una incógnita que se tambalea entre el miedo y el desgaste en el AtléticoAFP
El empate en Champions contra el Leverkusen despierta las dudas de la afición rojiblanca. Joao Felix está entre el punto de mira de los seguidores. El luso exhibe poca empatía con sus compañeros y aumenta los rumores que le vinculan con una posible salida del Metropolitano al cierre de la temporada

Diego Simeone es un entrenador que acostumbró a los seguidores del Atlético de Madrid a codearse directamente con los del Real o del FC Barcelona. A diferencia de otras épocas, en donde el cuadro colchonero no clasificaba ni a Europa League, el argentino hizo que ver a los rojiblancos en Champions fuera normal. 

Además de las  participaciones en la Copa de Europa, la era de Simeone en el banquillo del Metropolitano se caracterizó por dos vertientes: por un lado, los esporádicos títulos. El Atlético gana, de vez en cuando, un trofeo que exhibe con orgullo en sus vitrinas. Por el otro, la irregularidad, la falta de continuidad, la clasificación in extremis a competiciones internacionales, también ha proliferado en la estancia del argentino en Madrid. 

En la actualidad, el Atlético encaja más en el segundo punto. El miércoles, el equipo español quedó eliminado de la UEFA Champions League. A pesar de gozar de una nómina amplia -cuestión que no era habitual en otras campañas-, a el club le pasó factura el nerviosismo. La tensión se hizo notar en el Metropolitano y vio como el Oporto se adueñó de la segunda plaza del grupo. 

Identificar inconvenientes es algo común en los tiempos de crisis. El Atlético ya ha sido centro de diagnóstico en los últimos días. Los problemas defensivos -de un equipo que toma como base la defensa-, la falta de gol, la dependencia de algunas individualidades. Son muchos los fallos que han dinamitado esta explosión en el cuadro de Madrid. 

Además de exponer los puntos negros de un equipo, las crisis son una etapa que, en un mediano plazo, podría generar dos opciones: una, que el plantel crezca y concrete un objetivo. Otra, que se hunda. Que no levante cabeza. Que vuelva a caminar hacia atrás. 

Sin soluciones

El problema del Atlético es claro: parece más hundirse que levantarse. No existe una solución a corto o mediano plazo. Diego Simeone es un líder indiscutido en el club. La hinchada lo quiere. La presidencia lo respeta. Los jugadores lo respaldan. Sin embargo, negar su responsabilidad en el fracaso de la Champions es una contradicción. 

Los conflictos con Joao Felix (22), los cambios de esquema que no dieron resultado y la exigencia máxima a algunos jugadores que no estaban al 100% son actos que han calado en la afición que, por primera vez en los 11 años de la era Simeone, pide, a gritos, un giro de 180 grados en la cabeza del proyecto. 

El desgaste es la palabra que más se acopla a la situación que vive el Atlético de Madrid. Responsabilizar a una sola persona sobre el fracaso de la temporada colchonera es inhumano. No sólo Simeone lleva las cargas de un equipo golpeado, que no clasifica a una final de Champions desde el 2015. El fútbol, en resumen, es cruel con Simeone, un entrenador que marcó una etapa en el Metropolitano y que nunca será olvidado por su invaluable gestión. 

El rúnrún de rumores se hace viral. Es octubre. La temporada que parecía ilusonante podría transformarse en un cambio de ciclo abrupto. Simeone tiene, por lo menos, la opción de elegir sí cambia de rumbo o no. El entrenador maneja la última palabra. Una última sentencia que definirá, quizás, uno de los momentos más duros para el Atlético de Madrid. Un adiós de esos que duelen y que dejan un vacío que nada ni nadie podrán llenar.