A veces sucede que cuando el equipo de casa prepara algún tipo de ceremonia en el terreno de juego en los minutos previos a un partido, luego le cuesta enchufarse por tener la mente todavía en “modo fiesta”.
El Atlético organizó un homenaje al Cholo Simeone por sus 613 partidos al frente del banquillo rojiblanco, superando a una leyenda como Luis Aragonés. El argentino, que apareció en el Cívitas Metropolitano con sus dos hijas pequeñas y uno de sus hijos, fue recibido con una gran ovación por su afición y el propio hijo del Sabio de Hortaleza le entregó una camiseta conmemorativa.
Tanta alegría podría haber sido peligrosa para el Atlético de no ser porque el Sevilla, que no gana en el feudo colchonero desde hace 14 años, pareció sumarse al homenaje y saltó al césped con una imagen similar a la mostrada en las dos derrotas consecutivas con las que llegaban a la capital.
La gran noche de Depay
Pareció venirles bien a los locales el chute de optimismo tras el meritorio empate con un jugador menos en el Bernabéu, porque desde el comienzo salieron a mandar en el campo con la presencia en el once tanto de Witsel como de un Depay que, en su primera titularidad en liga, demostró que puede aportar mucho si tiene minutos.
No habían pasado ni dos minutos cuando el ex del Barça se plantó mano a mano con Bono, aunque se hizo un lío y el marroquí le ganó la partida, pero era un aviso de lo que se le venía encima a los de Jorge Sampaoli, que cada vez estaban más echados atrás aguantando los ataques de sus rivales, con un Carrasco que regaló un recital de controles de balón con clase a su parroquia y un Llorente que pudo adelantar a los suyos con un disparo al palo.
Mediado el primer tiempo llegó el momento que Depay estaba esperando y, en cuestión de cuatro minutos, deslumbró con un doblete. El primer gol llegó tras un robo de Koke a Ocampos en el centro del campo. El balón le llegó a Griezmann, que levantó la cabeza y, como el máximo asistente de LaLiga que es, encontró a su compañero neerlandés, que se coló entre los dos centrales y se quedó una vez más solo ante Bono, pero esta vez ya no perdonó.
No estuvo mal este tanto, pero el segundo fue de talla mundial. Depay recibió en la frontal, hizo una finta para engañar a la defensa andaluza y se sacó un chut potente y colocado que entró por la escuadra y puso el merecido 2-0.
Tal era la superioridad de los de Simeone, que era inevitable que tuvieran un momento de relajación, aunque les costó caro porque el enrachado En-Nesyri demostró que está en un momento de forma en el que apenas necesita medio balón para meterla entre los tres palos. El marroquí hizo buena la lucha de Gueye por un balón que parecía que se iba a salir por línea de fondo para batir a Oblak y anotar su séptimo gol sus últimos nueve partidos.
El Atleti fue un ciclón en la segunda parte
Así se llegó al descanso, y a la vuelta de vestuarios pareció que el Sevilla se lo había creído, pero ya se encargó Griezmann de mandar al traste las ilusiones de los de Nervión. El francés, que al parecer se había quedado con las ganas de emular a Depay, incluso superó a su compañero con un auténtico golazo desde fuera del área, su tanto número 150 con el Atleti, para doblar la ventaja.
Era obvio que no era el día del cuadro andaluz sino uno de esos en los que todo sale mal. Suso pudo recortar distancias, pero lo que llegó fue el cuarto cuando Griezmann, siempre él, inicio una jugada de ataque buscando en profundidad a Llorente por la banda derecha. Este envió la pelota al área hacia un Barrios que acababa de entrar y golpeó en semifallo, pero le salió la asistencia perfecta para que Carrasco entrase solo en el segundo palo y marcara a placer.
¿Era suficiente castigo para los hombres de Sampaoli? Puede ser, pero ni mucho menos había terminado su agonía. Creyeron tener opciones cuando Llorente derribó a Gueye dentro del área, pero Rakitic lanzó el penalti al poste e inmediatamente después, Morata aprovechó su propio rechace (tras el enésimo gran pase de Griezmann) para anotar el quinto.
Se le hicieron interminables los últimos minutos al Sevilla, y más aún cuando el mismo Gueye vio su segunda amarilla en el 81. Pudieron apiadarse de sus contrincantes los colchoneros, pero nada más lejos de la realidad porque Morata, que no sabe qué es eso de levantar el pie del acelerador en su lucha por recuperar la titularidad, no había dicho su última palabra y cerró la remontada y su particular doblete con un trallazo imparable para Bono con el que terminó el recital rojiblanco y el calvario andaluz.
Jugador Flashscore del partido: Depay.