De hecho, sus principales características son bastante evidentes. Posesión del balón, gran número de pases, movimiento constante y presión activa en un bloque alto. En 11Hacks, podemos utilizar métricas de datos para describir exactamente el rendimiento de los españoles en estas actividades clave en comparación con otros equipos del campeonato.
Con algo menos del 60% del tiempo durante los partidos, la última vez que España perdió la posesión fue hace más de dos años, y tampoco le presta el balón muy a menudo a sus rivales en Catar. Domina las estadísticas de posesión con un 74,64%, por delante de Argentina (68,25%), que es segunda, e Inglaterra (63,33%), tercera. En el otro extremo de la tabla encontramos a Costa Rica, Japón y Polonia, todos ellos apenas por encima del 30%. Sí, los dos primeros equipos mencionados se toparon con España en el torneo.
El esfuerzo por controlar el juego también se refleja en el número medio de pases por secuencia. Una secuencia se define como una posesión que se crea mediante una acción controlada sobre el balón (es decir, un pase o un regate) y termina con una acción defensiva del adversario, con un tiro o con una interrupción del juego. Los españoles se pasan el balón una media de 6,22 veces por secuencia, bastante más que Argentina, segunda clasificada con 4,84 pases.
Este estilo de juego se refleja, por ejemplo, en el número de contraataques. Mientras que Francia, Brasil o Portugal se verán en situaciones de ruptura cinco veces durante un partido, los españoles solo una.
Presión y líneas altas
Actualmente, juegan con la cuarta línea defensiva más alta del torneo. Esto lo calculamos observando la distancia vertical media de las acciones defensivas activas, que incluyen apariciones contra el adversario, pases interceptados o incluso faltas. España detiene las acciones del adversario a una media de 51 metros, comparable con Alemania. Brasil golpea un metro más alto e Inglaterra llega a los 54 metros. La media del torneo es de 45,6 metros.
Solo los mexicanos atacaron con mayor intensidad los pases del rival, intentando desbaratar uno de cada cinco pases con su intervención defensiva. España está en el séptimo puesto junto con Brasil, Países Bajos y Ecuador. La media del torneo ronda los 11 pases ininterrumpidos.
La presión de España no solo es una de las más intensas del torneo, sino también una de los mejores. Si los pupilos de Luis Enrique pierden el balón en campo contrario, lo recuperan en menos de 10 segundos en el 28,61% de las ocasiones, terceros por detrás de Alemania y Argentina.
El control del centro del campo también se refleja en la capacidad para ganar un alto porcentaje de balones desviados. Destacan en esta actividad junto con Brasil, Alemania y Dinamarca, detrás de los cuales ocupan el cuarto lugar. Si pasamos del medio al último tercio, ahí España es incluso segunda por detrás de Brasil.
No hay duda de que en los espacios entre las dos áreas son el equipo más dominante del campeonato. Pero la cuestión es cómo se desenvolverán en el resto del terreno de juego en la fase de eliminatorias. En cuanto a la calidad de las ocasiones creadas y las concedidas, fueron el 10º mejor ataque y la 8ª mejor defensa de la fase de grupos. Unos números que son buenos, pero no de élite. Por ejemplo, en el número de pases al área a menos de 20 metros de la portería contraria, once equipos son más activos. Y nueve en cuanto a disparos.
Cómo jugar contra España
Los japoneses dieron a los demás equipos la receta para obligar a los españoles a cometer errores. Ya en la primera parte, con 0-1 para España, empezaron a atacar poco a poco los pases en la zona de creación de los europeos, con el objetivo de presionarles y alterar el ritmo del partido. Desde el comienzo de la segunda parte, incluso con la ayuda de los suplentes Mitoma y Doan, los japoneses intensificaron sus esfuerzos y el resultado fue el gol del empate.
Con presión en el último tercio, los asiáticos lograron la ventaja poco después y durante el resto del partido jugaron en un bloque bajo, defendiendo con cuidado y buscando espacios para una posible situación de contragolpe. ¿Intentará hacer lo mismo hoy el seleccionador marroquí, Walid Regragui, o hay otras formas de ganar a España?