La grada cafetera, ilusionada al máximo con su intratable selección, pintó completamente de amarillo las gradas del hogar de los San Francisco 49ers, donde costaba detectar alguna bandera de la 'Seleçao'.
El choque, uno de los más esperados de la primera fase, tuvo la intensidad y emoción prometidas, pero poca brillantez de las figuras sobre el césped, especialmente de un apagado Vinicius.
Colombia, a la que le servía el empate, fue la que puso más fútbol guiada por los chispazos del inagotable James Rodríguez.
Los pupilos del argentino Néstor Lorenzo jugarán en cuartos de final, el sábado, ante Panamá, segunda del Grupo C, en Glendale (Arizona) con la ausencia de Jefferson Lerma, también sancionado.
La magia de James
Al caer la tarde en la calurosa Santa Clara, ambos conjuntos se enzarzaron en un arranque de partido de alto voltaje, con cuatro amarillas antes de la media hora.
Aunque estaba apercibido de sanción, Vinicius Jr se llevó una de las tarjetas amarillas a los siete minutos al soltarle un manotazo en el rostro a James Rodríguez después de recibir un sombrero de muchos quilates.
El ex del Real Madrid estuvo a punto de sacar un doble botín al estrellar el lejano tiro libre contra el larguero.
La próxima suspensión de la estrella merengue apremiaba todavía más a la Canarinha a buscar el triunfo que esquivara a Uruguay y Raphinha acudió a su rescate.
El extremo del Barcelona, al que Dorival Júnior sentó en el segundo envite ante Paraguay, clavó una espectacular falta en la escuadra de Camilo Vargas, que apenas pudo rozar el misil.
El tanto consiguió silenciar por un momento el imparable bullicio de las gradas, pero Rodríguez lo reactivó con un milimétrico servicio de falta que Davinson Sánchez cabeceó a la red en el 19'.
Opciones de victoria
Asistido por el VAR, el árbitro invalidó el gol por un ajustado fuera de juego muy protestado por la grada colombiana, que todavía tiene la espina del tanto anulado a Mario Yepes en la eliminación ante Brasil en el Mundial de 2014.
El '10', una de las sensaciones y goleador de aquel Mundial, siguió frotando la lámpara y generó la jugada del empate colombiano al borde del descanso.
El jugador del Sao Paulo convirtió un balón dividido en un servicio en la frontal del área para Jhon Córdoba, que habilitó la irrupción de Daniel Muñoz.
El lateral, que poco antes derribó a Vini en una acción que los suyos reclamaron como penalti, encendió la tribuna con su segundo gol en el torneo.
La intensidad del juego bajó en la segunda mitad, pero ambos equipos tuvieron opciones de decantar el combate a su favor.
Raphinha rozó su segundo gol de falta y Carrascal malogró un peligroso contraataque con un disparo muy centrado.
Dorival alistó a los jóvenes Savinho y Endrick, aunque una parada de Vargas a tiro de Pereira acabó con sus últimas esperanzas.