Noches coperas como ésta son las que justifican la belleza de un torneo. También su crueldad, por supuesto. Toda una población de un equipo modesto se vuelca con su equipo para recibir a un Primera división con las mismas dosis de respeto que de ilusión por eliminarles. Sucedió en Tudela, en tierras navarras, con Las Palmas.
Los canarios, tras alguna aproximación local de Borja Vicent, se hicieron con el control del partido y pronto, a los siete minutos, pudieron marcar el primero, pero el disparo de Marc Cardona se estrelló en el palo. Desde ahí, la posesión fue infinita para los pío pío, que embotellaron al Tudelano.
Los de 2ª RFEF mantuvieron la calma, sabían de antemano cuál era su papel en el guion, el de sorprender a la contra o en alguna acción aislada a balón parado. Joel e Irurita lo intentaron, pero fueron balas de fogueo en comparación a lo de Sory Kaba, que culminó una gran acción colectiva para, en el minuto 38, firmar el 0-1.
Reacción inmediata
Pero si Las Palmas creía que ya estaba todo hecho, qué equivocación más grosera. Apenas tres minutos después, Joel Rodríguez anotó el empate de penalti. Mejor y más rápida reacción, imposible.
En la segunda mitad, de nuevo los de García Pimienta se quedaron con la bola, pero no hacían daño a un rival con las líneas bien juntas, muy concentrado y sin perder la compostura en ningún momento. Si tenían que hacer faltas, y digo que si hicieron, pues las cometían. Y eso cabreaba a los Marc Cardona y compañía, impotentes a la hora de volver a marcar.
Así las cosas, el encuentro se fue a la prórroga. Los tudelanos estaban tiesos, físicamente hablando. Ahí se esperaba que Las Palmas lo aprovechase, pero ni por esas. Porque había miedo. Y también piques, una y otra vez los ánimos estaban más que encendidos.
Pero cuando parecía que la eliminatoria se decidiría en los penaltis, llegó la desgracia para los locales y la sonrisa para los visitantes. Un córner a favor del Tudelano acabó con una contra en la que Moleiro aguantó varias tarascadas para conducir la bola y cederla a Munir. El marroquí entró en el área, armó su zurda y Pablo García rechazó hacia atrás... pero el balón, cuando parecía que saldría por encima del larguero, se coló en la meta. Ni se sacó de centro. Las Palmas estará en dieciseisavos y el Tudelano, fuera de una Copa cruel para ellos.
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