Bellingham (21), en los minutos de descuento en el partido ante Eslovaquia, firmó una obra de arte, que puede suponer el mejor gol en lo que llevamos de Eurocopa. Sin embargo, unos segundos más tarde, hizo uno de los gestos más inoportunos que puede realizar un futbolista dentro de un terreno de juego.
Un acto desagradable, soberbio y que no representa el señorío del que tanto hace gala su club, el Real Madrid.
Él mismo se ha encargado de explicar el motivo del gesto en sus redes sociales. Se ha justificado alegando que era una broma interna e iba dirigido hacia unos amigos suyos que se encontraban en una zona cercana.
El reglamento es claro, ya que refleja que "Cualquier gesto obsceno u acción ofensiva o insultante debe castigarse con tarjeta roja", sin embargo, el colegiado no amonestó al inglés y tampoco recogió lo sucedido en el acta del encuentro.