Ver jugar a la selección portuguesa en una gran competición es una experiencia única, de la que ya hemos hablado aquí con los mejores consejos para llevarse bien con los aficionados. Si hay algo que llama la atención, además de la enorme fiesta de los aficionados y de la diáspora portuguesa, es la cantidad de extranjeros que a veces parecen estar en otra dimensión cuando se ven envueltos en el mar de Tuga.
En el espacio de dos décadas, este pequeño rincón de la costa ha pasado de ser casi anónimo a ser la comidilla del mundo. Los objetivos de la selección han pasado de "intentar entrar en las fases finales de los grandes torneos" a ser considerados aspirantes automáticos. El turismo ha crecido exponencialmente, Lisboa y Oporto se han aburguesado hasta volverse irreconocibles, y el fútbol portugués se ha convertido en un negocio muy sostenible, como puede confirmar la Federación Portuguesa de Fútbol.
Todo ello puede atribuirse al tsunami de popularidad provocado por un hombre: Cristiano Ronaldo. Desde 2004, el astro portugués ha pulverizado todo tipo de récords sobre el terreno de juego y, fuera de él, ha amasado una legión de fans a la altura de los más grandes nombres de la industria pop.
Por eso es normal que la mayoría de las camisetas de la selección portuguesa lleven a CR7 en la espalda. Lo que no es normal es que tantos -y son muchos- extranjeros se metan el metafórico bigote y el palillo en la boca para ver un partido. Así que en Leipzig, en el estreno de la selección en la Eurocopa 2024, no faltaron camisetas diferentes (incluida una del Sporting, con el número 28) y acentos distintos.
Aunque el torneo no está yendo bien para el capitán portugués, lo cierto es que a sus seguidores les importa poco o nada. De hecho, ni a los aficionados ni a los seguidores rivales, ya que cuatro turcos invadieron el terreno de juego para intentar hacerse una foto con su ídolo.
"Es difícil de explicar, pero le quiero mucho"
Unos minutos antes del pitido inicial, el alemán Loic Lahudka caminaba con su hermano entre la "locura" de las celebraciones de los aficionados portugueses antes de dirigirse a las gradas... con una camiseta de Ronaldo, por supuesto. Aunque primero animaba a los anfitriones, no podía dejar pasar la oportunidad de ver a su ídolo en directo.
"Ronaldo juega ahora en Arabia Saudí y es difícil verle, así que cuando vino a Alemania ¡tenía que verle donde fuera! ¿Por qué Ronaldo? Me encanta su forma de jugar, su carácter, su mentalidad... es difícil de explicar, pero me encanta en su conjunto. Es uno de los mejores de la historia".
"Me encanta desde que era niño, me enfadaba cuando marcaba contra Alemania, pero le respeto tanto... Es un futbolista muy bueno, su trabajo duro es muy inspirador para todos", prosiguió.
"Por supuesto que merece la pena, incluso con el alto precio".
En el descanso de la primera jornada del Grupo F, Jinyu Tian se resguardó de la lluvia y la confusión para fumarse un cigarrillo, tan nervioso como el 0-0 contra la República Checa. Con la camiseta de capitán de Portugal, el joven de 25 años no se privó de explicar lo que le había traído hasta aquí.
"He venido aquí para apoyar a Ronaldo, soy un gran admirador suyo desde 2011 o 2012, más de 10 años. Estudio aquí en Alemania, he venido porque estoy a dos horas y he venido solo, ha merecido la pena. Es muy difícil tener la oportunidad de ver un partido de Cristiano Ronaldo, por eso vine aquí", explicó.
Sin embargo, confesó que "me seguiría gustando Portugal sin Ronaldo".
"Es mi equipo favorito después de China, que no consigue llegar a las fases finales de las grandes competiciones. Portugal siempre está en los Europeos y en los Mundiales, así que... ¿por qué no? Claro que merece la pena, aunque el precio sea alto", prosiguió.
Para el chino de 25 años, la experiencia portuguesa fue "muy buena", uniéndose a los aficionados "cantando y bailando en el autobús". Tanto es así que incluso planea visitar Portugal y Marruecos, con la Copa Mundial-2030 ya en su calendario.
Los números también hablan
Los informes a veces pueden inflamar o desinflar el valor real de lo que se valora. Los números, sin embargo, no mienten y muestran lo que se esconde bajo los mantos del sentimentalismo. Para que se hagan una mejor idea de lo que representa Ronaldo a escala mundial, les mostraré las cifras de Flashscore .
El día del partido Portugal-República Checa, nuestra web portuguesa recibió casi 13 millones de visitas (un mismo usuario puede visitar la página varias veces, nota del redacto). A escala mundial, fue el partido más visitado de la primera fase de grupos, con más de 35 millones de visitas.
En cuanto a la fase de grupos en su conjunto, el dominio de Portugal es claro. Los tres partidos están entre los cuatro más vistos del torneo, con el Turquía-Portugal llevándose la corona. En cuanto a los jugadores, el perfil más visitado fue el de Cristiano Ronaldo (con el georgiano Mikautadze y el turco Arda Guler completando el podio).
En cuanto a las selecciones, Portugal también fue la más visitada y la que más usuarios marcaron como favorita para estar al tanto de noticias, resultados y actualizaciones.
Disfrutar (del final) del viaje
Es cierto que el torneo no está yendo bien para el capitán de la selección portuguesa, pero a lo largo de sus 20 años de carrera en la élite del fútbol mundial, ha demostrado más de una vez que estos bajones de rendimiento desaparecen en un chasquido de dedos.
El partido de este viernes contra Francia es la ocasión perfecta para escribir una historia de superación y recuperación, una de esas historias de Hollywood que gustan a todo el mundo. Hace ocho años, un francés (Dimitri Payet) le impidió jugar el partido más importante de su carrera, pero Ronaldo se rió al final mientras levantaba el trofeo. Ahora, en 2024, las todopoderosas Francia y Portugal volverán a verse las caras en el escenario europeo.
Los pronósticos están en contra de Ronaldo, como lo han estado toda su vida. Gane o pierda, la leyenda del niño que dejó Madeira a los 11 años para perseguir un sueño seguirá viva. Porque marque o no marque en esta Eurocopa, CR7 será eterno.
La historia se encargará de recordárnoslo. Por dentro y por fuera.
