Euro 2024 | La conexión entre Nico Williams y Lamine Yamal se refleja a través del piedra, papel o tijeras

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Nico Williams, Lamine Yamal y un lenguaje que traspasa el terreno de juego

Nico Williams y Lamine Yamal bailan tras un gol.
Nico Williams y Lamine Yamal bailan tras un gol.ANGELOS TZORTZINIS / AFP
Nunca un juego tan sencillo como el piedra, papel o tijeras ha evidenciado tan bien la conexión entre dos personas.

Para saber que Nico Williams y Lamine Yamal se entienden muy bien sobre el terreno de juego no hay que ser ningún erudito del balompié. Suelen estar distanciados por unos cuantos metros porque cada uno actúa en una banda, pero tratan de encontrarse el mayor número de veces posible. ¿Si ocurrirá también en el Barcelona? Eso es lo que desean Joan Laporta y la afición culé; hasta ahora es la selección el único escenario posible para verlos en una perfecta sintonía.

Es fácil que los chavales jóvenes conecten con ellos por un sinfín de motivos: hablan igual, no suman ni 40 años entre ambos y se han erigido como las estrellas de la Roja. A pesar de ese lenguaje moderno -"esto está guapo", "bro" o "hermano"- que tantos sudores fríos genera en el seno de la Real Academia Española, también se comunican con expresiones tan tradicionales como el baile (para celebrar) o el azar (para decidir cosas).

El nexo entre ambos fue Alejandro Balde. "Me dijo que había salido un chaval de las categorías inferiores que era muy bueno. Personalmente no le conocía. A raíz de ese día, congeniamos hasta el día de hoy", dijo Nico ante los medios oficiales de la Real Federación Española de Fútbol. Entre risas, ambos siguieron explicando el porqué de su química y los secretos de una relación que, sin lugar a dudas, va más allá del terreno de juego.

"Sabemos que nuestra fortaleza es el equipo, no sólo lo individual", apuntó Williams, que recibió los elogios de su amigo Lamine: "Es un chaval acogedor, humilde y cariñoso". Este último terminó su intervención, ahora sí, en un tono algo más serio: "Lo bueno de la Eurocopa es que acabas un partido y a los cuatro días tienes otro, sólo piensas en fútbol. Y, al final, tenemos capitanes que no te dejan venirte arriba porque te ponen recto".