El Rayo electrocuta a un Girona peleado con el gol (0-0)

César Suárez

Miguel lamenta un gran error en un remate con la derechaAITOR ALCALDE / GETTY IMAGES EUROPE / Getty Images via AFP

El Girona fue incapaz de superar a un hermético Rayo Vallecano, que apostó por defenderse en su campo y sacó un valioso punto de Montilivi. Los de Míchel Sánchez siguen sin arrancar, fallaron un par de goles a puerta vacía y estrellaron un balón en el larguero.

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Como robots programados para mantener sus posiciones y moverse con una perfecta sincronización, los jugadores del Rayo salieron tan bien colocados, cerrando todos los espacios con una ajustada y valiente presión, que provocaron el enfado de Míchel con sus 'humanos' jugadores. Ni fluidez ni arresto ofensivo en un Girona incómodo.

No sería por no intentarlo, qué va. No sufrían atrás porque los franjirrojos, donde Isi no entraba en juego, estaban focalizados en ese inicio en labores defensivas. Pero en ataque, agua. O mejor dicho, sequía creativa. Ni un solo disparo para probar a Batalla.

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La primera ocasión, y menuda oportunidad, llegó ya superada la media hora. Pep Chavarría se había roto el aductor al seguir a Asprilla, una rotura de fibras de manual, y sus compañeros se quedaron fríos. Pero más aún se quedaron los catalanes cuando el propio extremo colombiano falló a puerta vacía lo que nunca se puede perdonar. Fue el primer remate y casi la única ocasión en la primera mitad. Al menos, ya comenzaron a ver grietas en el muro rayista.

Asprilla

La segunda mitad presentó a un Girona más fino y veloz en sus ataques. Embotellaron de modo descarado al rival y por fin probaron a Batalla en un disparo blandito de Tsygankov, aunque la mejor ocasión la tuvo Asprilla. Con su desborde 'a lo Savinho' estrelló un balón en la escuadra. Brutal.

También espectacular fue la acción de Miguel entrando como delantero centro, amagando con la izquierda y disparando con la derecha. Zurdo cerrado, si hubiera sido al contrario, la bola habría besado las mallas. Era un acoso total el de los rojiblancos, mas sin derribo.

Eso animó al Rayo a mostrarse un poco en los dominios de Gazzaniga. Fue Ratiu con un tiro de lejos el que lo intentó, pero sin pillar portería. El rumano colocaría luego un caramelo de centro que no aprovechó Álvaro García. Como tampoco lo haría en el otro área Stuani. No es normal un error así del uruguayo, pero estaba claro que no era la noche de ninguno. Y así acabó el partido, con empate que sabe de lujo a los madrileños y agudiza la crisis ofensiva del Girona.