Los tres equipos que ahora se encuentran en descenso a Segunda siguen de capa caída. Se han olvidado de ganar y eso da pie a que el baile de posiciones sea mínimo. La buena noticia para ellos es que sus principales rivales, aquellos que ahora están fuera de esa zona roja, tampoco consiguen entrar en dinámica positiva. En este último grupo están, por ejemplo, Sevilla (siete jornadas sin ganar), Cádiz (nueve) o Mallorca (ocho). Los primeros, además, con cambio de entrenador incluido.

Es por ello que nadie se atreve a hacer un pronóstico de lo que puede ocurrir en los siguientes meses, sobre todo porque este contexto es tan atípico y extraño que debería cambiar en algún momento. El Almería, colista en la tabla, aún no sabe lo que es ganar en lo que va de curso -acumula 17 encuentros sin hacerlo en el torneo doméstico y hay que remontarse a mayo-. El balance de goles también es dramático: han marcado 16 goles y han encajado más del doble (37).

El Granada, que ha destituido recientemente a Paco López, ya suma 11 partidos seguidos sin conocer la victoria. Este ha sido el principal motivo a la hora de tomar la decisión, que llega antes de recibir al Real Madrid. Sacar algo positivo en la visita al Santiago Bernabéu no parece sencillo para la persona que asuma el complejo reto. Sólo han ganado una vez, el 26 de agosto ante el cuadro bermellón en el Nuevo Los Cármenes, y esta racha es incompatible con la salvación.

Más esperanzas parecen tener en Vigo porque el Celta da claros síntomas de que está vivo. Rafa Benítez cuenta con la confianza de la directiva y con bastante margen de maniobra, especialmente si se compara con la media de sus homólogos. Los diez encuentros sin ganar pesan mucho en Balaídos y la cita ante el Cádiz del próximo 4 de diciembre es un escenario ideal para poner fin a esta crisis para, de paso, abandonar la antepenúltima plaza.