Si algo caracteriza a la región parisina es la ausencia de derbis relevantes. Con el París Saint-Germain sólo en la Ligue 1 desde hace años, el resto de clubes de la capital nunca han logrado asentarse en la élite durante el siglo XXI y, además, ofrecer al fútbol francés una rivalidad parisina, como puede ocurrir en Inglaterra, Italia o España.
Sin embargo, en las divisiones inferiores, el Red Star y el París FC han tomado el relevo, aunque sea en la Ligue 2, en la National o, incluso, en la Copa de Francia. Sin embargo, la constante inestabilidad estructural de ambos equipos nunca ha creado un auténtico derbi, en el verdadero sentido de la palabra, ya que los representantes del distrito 93 ha oscilado constantemente entre L2 y National.
Un vistazo a las estadísticas muestra que los dos jugaron juntos en la antigua D1 en el curso 1972/73, en D2 entre 1976 y 1978, y en la 1982/83; luego, en las divisiones de aficionados en D3 en la campaña 1999/00. En el siglo XXI, desde 2011, los dos clubes se han cruzado en National.
En 2013, se enfrentaron en la sexta ronda de la Copa de Francia. Y finalmente, con sus respectivos ascensos de la National a la L2 en 2014/15, las dos entidades volverán a cruzar sus caminos. Pero hacía ya cinco años que PFC y Red Star no se veían las caras, a causa al descenso de los del norte de París de la L2 a la National tras una mala temporada 2018/19.
Se llama derbi parisino, claro. Pero este es más un derbi en forma que en fondo, entre otras cosas, por la falta de tensión entre las aficiones de ambos equipos.
Sin tensión, pero con mucha trascendencia
Pese a no levantar demasiadas pasiones, el compromiso contaba con el atractivo de la presencia del cuadro más longevo de la región, fundado por Jules Rimet, tercer presidente de la FIFA, creador del Mundial y persona que le dio nombre a la primera versión de la Copa del mundo. Además, había que agregar las realidades de cada uno de los contendientes, lo que aportó relevancia al retorno de la rivalidad.
Todo estaba vendido más de una semana antes del encuentro. París aguardaba con ansia el reencuentro entre Red Star y Paris FC en la segunda categoría de Francia. No era para menos, puesto que la última vez que se vieron las caras tan arriba databa del 10 de mayo de 2019.
Flashscore se desplazó hasta el Stade Bauer con el objetivo de vivir desde dentro uno de los derbis más interesantes de la capital gala y la cita no defraudó. El pitido inicial se produjo a las 14.00 horas, pero desde varias horas antes los hinchas se reunieron en las inmediaciones del campo y animaron el ambiente.
Sobre el césped, la tensión se sintió desde el primer instante. El club parisino más antiguo de la historia acaba de volver al fútbol profesional esta temporada y su objetivo es la permanencia, mientras que su clásico oponente arrancó la contienda ubicado en el sexto puesto, cerca de la zona en la que se pelea por subir a la Ligue 1.
En las gradas, la hinchada local animó sin cesar de principio a fin. Empujaron a los suyos cada jugada. Los visitantes se encontraron metidos en una olla a presión cuya arquitectura nos recordó a Ipurúa, el feudo del Eibar.
Un equipo en construcción y otro en busca de la cima
Desafortunadamente para el Red Star, la narrativa habitual de que los derbis suelen estar igualados no funcionó. Los de Saint-Ouen se encuentran en pleno proceso de reconstrucción en pos de ser competitivos y asentarse en la categoría de plata del deporte rey francés. De hecho, la forma más gráfica de asimilar su situación es ver cómo los comentaristas retransmiten sus partidos prácticamente sentados en la calle desde un lateral de su estadio, medio demolido y en obras.
Por contra, el París FC dispone de un proyecto destinado a llegar a Primera. Cuentan con Baréin como uno de sus propietarios más importantes y ello les permite marcar la diferencia sobre el terreno de juego. En el duelo local que presenciamos se adelantaron en el minuto 20 y, pese a recibir la igualada en el 32’, no hallaron demasiadas complicaciones a la hora de volver a adelantarse y terminar venciendo 1-3.
Lo cierto es que el resultado enfrió a los aficionados del Stade Bauer, pero la esencia de un enfrentamiento entre dos clubes de la misma ciudad no se perdió en ningún momento. Desde luego, quedó demostrado que no hace falta tener al PSG en el cartel para ver buen fútbol en la 'Ciudad del Amor'.