Fluminense y selección de Brasil, el doble empleo que ha lastrado a Diniz
El fútbol de ataque, buen trato del balón y posesión, algunas de las características del llamado "dinizismo", deben ser las cartas del Fluminense en el Mundial de Clubes que se disputa en Arabia Saudita hasta el 22 de diciembre.
Los brasileños se enfrentarán al Al-Ahly egipcio el lunes en la semifinal y sueñan con disputarle el título del Mundial de Clubes, como muchos esperan, al ultrafavorito Manchester City de Pep Guardiola, otro referente del fútbol de autor.
Pero esas cualidades apenas asomaron en los seis primeros partidos de la Seleção de Diniz en el premundial sudamericano, donde tuvieron su peor arranque en la competición.
Brasil encadenó tres derrotas consecutivas por primera vez y perdió su invicto histórico como local nada menos que ante Argentina (0-1), su eterno rival, en el Maracaná.
Los pentacampeones del mundo ocupan un deshonroso sexto puesto en la tabla, aunque la clasificatoria de Sudamérica para el Mundial norteamericano de 2026 es larga (18 jornadas) y clasifican de forma directa a seis de los diez contendientes. Otro más, el séptimo, disputará una repesca con escuadras de otras confederaciones.
Frustración y cariño
Las miradas, por supuesto, apuntaron hacia el seleccionador, nombrado en julio por un año.
Diniz, de 49 años, fue abucheado durante la derrota contra la Albiceleste de Lionel Messi en noviembre y en las tribunas del Maracaná se escuchó a la grada cantando el "olé" cuando los vigentes campeones del mundo tocaban la pelota.
Aunque en varios de los partidos del premundial sufrieron la baja por lesión de hombres claves como Neymar, Vinicius y Casemiro, poco importó: sectores de la prensa y la afición consideran que no está listo para el pesado cargo.
Su muro de contención ha sido la admiración que ha despertado el juego del Flu en Sudamérica, donde fue una auténtica sensación a comienzo de temporada, así como el respaldo de sus jugadores y el cariño de la grada.
La reverencia de los tricolores, sin embargo, vaciló en las vísperas de la final de la Libertadores contra el argentino Boca Juniors, cuando el equipo tuvo actuaciones por debajo de lo esperado, con varios futbolistas importantes lesionados o en reserva, y se culpó a la división de tiempo y atención por sus dos empleos.
"Es mucho trabajo para mí, pero puedo con ello. Cualquiera que tuviera una opinión contraria, que se mantenga en ella", dijo Diniz tras ganar la copa, su mayor título hasta ahora, a principios de noviembre.
Problemas comunes
Conquistar la primera Libertadores del club del barrio carioca de Laranjeiras fue un hito, pero también una bombona de oxígeno, pues su elenco estaba en riesgo de no acceder a la próxima edición del torneo sudamericano por cuenta de un flojo desempeño en el Brasileirao.
Finalmente terminaron en la séptima posición, a 14 unidades del Palmeiras.
Su temporada expuso problemas que se replicaron en la Canarinha, donde tiene mucho menos tiempo para implementar sus ideas: desequilibrios defensivos e inconvenientes para vulnerar bloques bajos o zagas cerradas.
Conviene destacar que encajaron 47 goles en los 38 partidos del Brasileirao, un promedio de 1,23 tantos por jornada, mientras que la pentacampeona recibió siete en seis, para una media de 1,16, y ya superó los cinco sufridos en el camino hacia Catar.
En el aspecto ofensivo, ambos equipos tienen un buena media de 1,3 anotaciones por partido.
"No es fácil jugar (como Diniz propone), pocos equipos del mundo juegan de esa manera", dijo el lateral Emerson Royal tras caer con Argentina. "Lo que Diniz viene haciendo con la selección es muy difícil", agregó.
Tras el fin de su compromiso con la selección a principios de julio de 2024, se abren interrogantes sobre quién comandará al plantel en la Copa América de Estados Unidos, lo que resta de eliminatoria y el Mundial.
Como presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ednaldo Rodrigues garantizó que Carlo Ancelotti asumiría el banquillo cuando este finalizara su contrato con el Real Madrid.
Pero la salida de Rodrigues a raíz de un embrollo judicial a principios de diciembre sembró dudas sobre ese plan y el italiano tampoco ha reconocido públicamente el acuerdo.