Todo salió a pedir de boca en Córdoba. Con una España en la que faltaban 12 campeones de Europa en la convocatoria y algunos menos en la alineación titular, Serbia no pudo hacer nunca nada contra la selección nacional.
"La idea está muy clara y los futbolistas están integrados con ella. Los conocemos muy bien, sabemos qué tenemos que pedirles en cada momento y ellos no fallan. Ese es el camino", ha destacado De la Fuente.
Y por ahí, con goles y buen juego, encandilan a una afición que siempre responde allá donde vaya. "Se ha recuperado el espíritu de 2010 y eso es para estar orgulloso. La gente vive a la selección y entre todos tenemos que alimentar esta pasión que notamos en cada estadio. Estoy orgulloso y emocionado de cómo el público se identifica con estos jugadores".
Lo más difícil, desde luego, es mantener este nivel, aunque esta España lo lleva haciendo mucho tiempo ya. "Este equipo es insaciable en sus ganas de ganar. Siempre quiere más, más y más. Vamos a intentar llegar lo más lejos posible con esta voracidad deportiva. Quien quiera ganarnos tendrá que hacerlo muy bien", ha augurado.
Al ataque 'hablando'
De la Fuente siempre ha sido comedido en sus comparecencias, pero en ocasiones se le nota más tenso de lo normal, incluso reivindicativo con su labor. Como si sus títulos no hablasen por él. Pero a veces saca ese orgullo que todos tenemos. "No soy un agrandado, pero tampoco pasaría nada por serlo, me lo habría ganado. Soy educado y humilde, pero a veces me calientan", ha reconocido.