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Los Juegos de París pueden suponer otro punto de inflexión para el fútbol femenino español

David Olivares
Athenea del Castillo y Alexia Putellas celebran un gol en Suiza
Athenea del Castillo y Alexia Putellas celebran un gol en SuizaRFEF
A diferencia de lo que ocurre en el torneo masculino que es sub 23 y donde se admiten tres excepciones, el torneo de chicas es otro Mundial ya que las selecciones acuden con todo su arsenal.

Después de ganar el Mundial hace tan sólo dos meses y medio, España tiene otro gran reto por delante. Los Juegos Olímpicos en fútbol femenino son una competición que tiene el mismo nivel, con la diferencia de que participan muchas menos selecciones. Si en la cita de Oceanía participaron 32 selecciones, en París habrá tan sólo 12, de las cuáles sólo dos serán europeas, además de la anfitriona Francia.

Las sensaciones en la selección nacional son bastante buenas. Las de Montse Tomé lideran con autoridad su grupo con pleno de victorias, después de derrotar en la jornada inaugural a una potencia mundial como Suecia, a domicilio. Las victorias en Salerno frente a Italia cuando el partido agonizaba y la goleada contra Suiza del lunes por 1-7 confirman la fiabilidad de un equipo que ha ganado los tres partidos disputados fuera de casa.

En diciembre se disputan los dos últimos partidos de la fase de grupos. El 1 de diciembre las de Montse Tomé reciben a Italia en Pontevedra. El día 5 hacen lo propio con Suecia en Málaga. Una victoria en cualquiera de los dos partidos o dos empates nos dan el pase a la Final Four.

Pero pese a que el primer puesto está encarrilado, hay más obstáculos antes de conseguir el billete para París. En esa final a cuatro, que se disputará en febrero, España está obligada a clasificarse para la final, o al menos ser tercera en el caso de que Francia entre en la misma. 

En estos momentos, las rivales de España serían Países Bajos, Francia y Dinamarca.

Ejemplo en otros deportes

Los Juegos Olímpicos son el sueño de cualquier deportista. En otras modalidades la consecución de medalla ha supuesto un punto de inflexión. 

La primera selección femenina en conseguir presea fue la de hockey hierba en Barcelona 1992, concretamente el oro. Habría que esperar hasta Londres 2012 para renovar el palmarés. Y lo hicimos por partida doble. Las chicas del waterpolo consiguieron plata y las del balonmano bronce.

En el waterpolo esa medalla trajo consigo un sinfín de éxitos: un oro y tres platas en Mundiales, tres oros y un bronce en Europeos y otra plata olímpica más, en Tokio 2020. En el caso del balonmano, después llegaría una plata europea (Croacia-Hungría 2014) y otra Mundial (Japón 2019).

También consiguió medalla la selección de baloncesto en Río 2016. Plata ante las todopoderosas estadounidenses. Antes de la cita olímpica se habían conseguido dos Europeos y después llegaron otros dos más. A los que hubo que añadir una plata y un bronce continentales (antes de Río una plata y cuatro bronces) y una plata y un bronce Mundiales (antes un bronce) después de este hito.