Markel Zubizarreta pone fin a su breve etapa en la Real Federación Española de Fútbol, a la que se incorporó a finales del pasado año. Su aterrizaje resultó un paso adelante de cara a poner paz con las futbolistas de la selección femenina, especialmente después de la tensa concentración que tuvo lugar en Oliva allá por septiembre. La experiencia previa en el Barcelona le permitía conocer al grueso de las internacionales y, sobre todo, a las capitanas (Irene Paredes y Alexia Putellas).

Hay que destacar también el hecho de que ha sido una figura importante en el regreso de Patri Guijarro, que es la gran novedad en la última convocatoria (para los dos últimos compromisos de la fase de clasificación a la Eurocopa y los Juegos Olímpicos a modo de prelista). Su caso es muy espinoso, con origen en 2022, pero a base de paciencia y diálogo se ha podido llegar a un punto de acuerdo. Esta salida, sin duda, es un duro golpe.

"Soy hijo de deportista y por eso tengo especial empatía con mis hijos, (me gusta) estar cerca de ellos y participar en su día a día. Cuando se te presenta una oferta así, no puedes decir que no. Ha sido una decisión difícil y muy compleja", explicó Markel, quien agradeció a la RFEF "la comprensión" y aseguró haber conocido a "gente válida" en lo "profesional e individual". Durante su comparecencia, mencionó a Pedro Rocha y a Rafael del Amo. 

"Espero que lo disfruten, aunque conociéndolas están trabajando muy duro para ir a competirlo y hacer el mejor papel. Jugadoras y cuerpo técnico están plenamente centradas en su devenir como equipo, más allá de mi salida", dijo Zubizarreta sobre la inminente participación de la Roja en los JJ. OO. Y consciente de que no es el mejor momento para despedirse, agregó que "no es el timing" que le hubiera gustado.