Rodrygo siempre fue uno de los muchos niños prodigio que surgen en Brasil con más frecuencia que en ningún otro país del mundo. Iniciado en el fútsal, el Santos de Sao Paulo lo captó con sólo 10 años. Su talento deslumbró desde el primer momento. Con 16 años firmó su primer contrato profesional, por cinco temporadas, y fue ascendido al primer equipo. A partir de ahí su evolución fue meteórica. Debutó con 16 años en el Brasileirao contra Atlético Mineiro y con 17 en la Copa Libertadores. Con 17 y dos meses fue el brasileño más joven en marcar en la competición más importante de clubs de América. Enseguida empezó a llamar la atención de varios de los clubs más poderosos de Europa
El Arsenal fue el primero en intentar ficharlo
El primero que se fijó en él fue el Arsenal, a través de su jefe de ojeadores internacional en aquella época, Francis Cagigao, uno de los mejores scouts del mundo. Fue a verlo en directo seis veces y lo siguió por vídeo e informes de otros ojeadores durante dos años. Cuando en el club estuvieron convencidos de que era una apuesta segura ofrecieron 25 millones de euros a Santos. Por aquella época ya había otros “gigantes” de Europa siguiéndolo muy de cerca. Manchester United y Borussia Dortmund también hicieron acercamientos a través de su agente, Nick Arcury, de la agencia Unique.
Acuerdo con el Barça
Poco después llegó el Barcelona. A través de su delegado principal en Brasil, André Cury, decidieron apostar fuerte por su contratación. Lo que habían visto los técnicos les había maravillado. Los primeros tanteos fueron favorables y se inició una negociación. Su padre, Eric Batista de Goes, viajó a la Ciudad Condal para cerrar la operación y los contratos quedaron redactados a la espera de la firma. Todo estaba listo y en el Barça festejaban la llegada de una joya con un gran porvenir por delante
Gol del Madrid en el 93 y recompensa
Sin embargo, el Real Madrid, que entró tarde en la puja pero llegó a tiempo, había empezado a mover sus hilos a través de Juni Calafat (5), el jefe de captación internacional y arquitecto en la sombra del actual Madrid. Dominador como pocos en Europa del mercado brasileño, supo tocar las teclas adecuadas para llegar rápidamente hasta el entorno del jugador. Habló con su agente y con su padre y les explicó el proyecto madridista para los próximos años y la importancia que tendría Rodrygo en él
Cierto día, al regresar a casa tras un partido y con su cabeza puesta en los contratos que debía firmar para marcharse al Barça, su padre se presentó en su habitación con dos camisetas: una azulgrana y otra blanca. Ante la sorpresa de su hijo, le dijo: “Elige”. A Rodrygo se le iluminaron los ojos. Él no sabía nada sobre el interés del Madrid. Su padre le explicó de nuevo que en Barcelona jugaría al lado de Messi pero el chico no tuvo dudas. Eligió el blanco. Su corazón decidió rápidamente. Su ídolo era Cristiano y su estadio favorito el Bernabéu. El Madrid acordó con Santos un pago superior a los 40 millones de euros y el resto es historia, aunque todavía queda mucha por escribir