Kylian Mbappé y Leo Messi, las primeras estrellas que ya se encuentran en Catar
En la madrugada del jueves catarí, la Albiceleste fue recibida por un millar de aficionados en su campo base de la Universidad de Catar.
"¡Vamos, vamos Argentina!", repetía en sus cánticos un grupo de hinchas de origen asiático, intercalando gritos de "¡Messi, Messi, Messi!".
"En India, Argentina es muy popular desde los años de (Diego) Maradona o de antes. Hemos crecido muchos con (Gabriel) Batistuta. Con Messi es ya una locura", afirmó a la AFP, Hashid.
El astro argentino, que busca el gran trofeo que le falta, levantó pasiones con su selección, que aparece en casi todos los pronósticos como una de las grandes favoritas, después de sumar el miércoles su partido número 36 consecutivo como invicto, tras ganar a Emiratos Árabes Unidos 5-0.
A la espera de su debut contra Arabia, Argentina estará bien acompañada, al igual que Francia, liderada por Kylian Mbappé, que también llegó miércoles, aclamada por varias decenas de aficionados.
Las dudas de Francia
Francia afronta el torneo entre dudas tras sufrir lesiones en cadena, como la de Christopher Nkunku (rodilla), sustituido de urgencia por Kolo Muani. Un nuevo contratiempo para los vigentes campeones del mundo, pero también un acicate para no dormirse en los laureles, según el defensa Lucas Hernández, campeón en 2018 en Moscú.
"Entrando en el campo mostrando sólo la camiseta no vamos a ganar partidos. Vamos a tener que darlo todo, ser muy agresivos", dijo Hernández en una entrevista con AFP, adelantando la dura competencia que habrá en Catar.
Entre estos adversarios está Argentina, a un solo partido del récord de invencibilidad establecido por Italia en 2021, o Brasil, número uno en la clasificación de la FIFA, cuya llegada se espera para el sábado.
En la nómina figuran asimismo España, que llegará este jueves a Doha, tras jugar un amistoso contra Jordania en Amán, o Alemania, que superó a Omán (1-0) en Mascate en un amistoso.
También faltan la Bélgica de Eden Hazard y la Croacia de Luka Modric, que llegan el viernes, al igual que Portugal y Cristiano Ronaldo.
Por detrás de los favoritos, pero sin complejos, hay una serie de selecciones como Países Bajos, triples finalistas (1974, 1978, 2010) y eternos candidatos al título mundial, que se entrenaron por primera vez en Doha el miércoles.
"Si hablo de poder ser campeones del mundo al final, es porque tenemos los jugadores que pueden aplicar los planes del entrenador", dijo su seleccionador Louis Van Gaal, que llevó a la Oranje a semifinales del Mundial de 2014.
Polémicas
El técnico holandés, conocido por su franqueza, no esquivó el miércoles las polémicas que han acompañado al Mundial catarí.
Los aficionados que no quieren venir a Catar o, incluso, no seguir el Mundial tienen "razón" si son sus convicciones, estimó.
Pero, otros han empezado a llegar para el primer Mundial en el mundo árabe, acosado por múltiples polémicas extradeportivas: derechos humanos, los temas de discriminación en torno a personas LGBTQ+, o el impacto medioambiental del torneo.
A cuatro días del partido inaugural, las calles y la corniche, el paseo marítimo de Doha, estuvieron bastantes tranquilos el miércoles, mientras algunos aficionados afirman haber dudado en viajar a Catar, entre llamamientos al boicot y el coste del viaje, estimado en varios miles de euros al mes.
Pero el panorama cambió en torno a la principal fan zone del Mundial, situada en el parque Al Bidda, en el centro de Doha, que abrirá oficialmente el sábado, la víspera del partido de apertura.
El miércoles en una prueba, unos voluntarios aseguraban que "estaba llena" a centenares de personas, esencialmente trabajadores inmigrantes y sus familias, que querían empezar a disfrutar de las primeras festividades.
Las primeras escenas de alegría se dieron también con la llegada de Inglaterra y numerosos hinchas del subcontinente indio.
¿"Falsos aficionados", como ironizaron algunos medios internacionales estos últimos días? De ninguna manera, dijeron hinchas a AFP el martes por la noche, considerando esta sospecha "degradante y frustrante", mientras los organizadores rechazaron esas acusaciones.
En un vídeo de la agencia de prensa catarí QNA, el CEO del Mundial, Nasser Al Khater, rechazó esos rumores "sin fundamento" y "difamantes", según los cuales Catar habría pagado a trabajadores inmigrantes para hacer de "falsos aficionados".
También afirmó que "se vendieron 3,1 millones de billetes", es decir, todos los disponibles y prometió un "torneo excepcional".