La halterofilia, baza para Venezuela en París e incógnita de cara a Los Ángeles

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La halterofilia, una esperanza para Venezuela con la amenaza olímpica en el aire

Mayora trabaja durante un entrenamiento.
Mayora trabaja durante un entrenamiento.YURI CORTEZ / AFP
Julio Mayora y Keydomar Vallenilla se llenan las manos de cal y empiezan sus entrenamientos. Han subido sobre sus hombros a la Vinotinto en el levantamiento de pesas, disciplina con un futuro incierto, pero en la que ponen todas sus esperanzas... y las de un país.

Cuando el destino de la halterofilia en los Juegos Olímpicos preocupa por su ausencia en el programa de Los Ángeles (2028), ambos se han consolidado como íconos del deporte venezolano entre los récords de Yulimar Rojas y los batazos de Ronald Acuña o Luis Arrárez en el béisbol de las Grandes Ligas.

Tienen la vista en París, con el objetivo de repetir en el podio tras ganar medallas de plata en Tokio.

Vallenilla quiere triunfar en París.
Vallenilla quiere triunfar en París.YURI CORTEZ / AFP

Y hablar con la AFP de la posibilidad del oro no es tabú para ellos.

Hay una importante escala: los Juegos Panamericanos de Santiago, del 20 de octubre al 5 de noviembre de 2023, en los que las competencias de halterofilia son válidas para el ranking de clasificación olímpico. Vallenilla será abanderado de Venezuela en esta cita junto a la atleta Joselyn Brea.

"Quiero ser como tú"

El ciclo de Mayora hacia los reprogramados Juegos Olímpicos de Tokio y la plata conquistada con marca de 346 kg (156 en el arranque y 190 en el envión) en la división de 73 kg rozó la perfección, pues acaparó todos los oros en los eventos previos de Venezuela: Bolivarianos, Sudamericanos, Centroamericanos y del Caribe, y Panamericanos.

Solo el plusmarquista mundial chino y doble campeón olímpico, Shi Zhiyong, pudo con él.

"Gracias a los resultados que tuvimos en Tokio ahora los jóvenes quieren practicar las pesas", cuenta el propio Julio, quien en su niñez soñaba con ser futbolista.

Hoy muchos niños le dicen: "Quiero ser como tú", relata con orgullo.

Su ciclo hacia París, por ahora, es perfecto. Oro puro.

Juntos en un mismo propósito: cosechar éxitos.
Juntos en un mismo propósito: cosechar éxitos.YURI CORTEZ / AFP

"Vengo más motivado, con más energía (...), con el favor de Dios voy a tener mi segundo título en los Panamericanos", expresa este pesista de 27 años nacido en Catia La Mar, en La Guaira, región costera vecina de Caracas.

"Es un honor, hermano, que el país cuente con contigo (...), nos incentiva a dar mucho más, a esforzarnos mucho más, porque hay mucha gente que cuenta con nosotros y no la queremos defraudar", comenta, por su parte, Vallenilla.

Alzó 387 kg (177 + 210) en la categoría de 96 kg en Tokio, lo cual se tradujo en una meritoria plata.

Venezuela había ganado una única medalla olímpica en levantamiento de pesas, en Atenas allá por 2004, cuando Israel Rubio se quedó con el bronce, beneficiado por un control antidopaje positivo de un rival.

"Las expectativas son bastante altas", subraya Keydomar, de 23 años, quien este mes ganó bronce en el Mundial, celebrado en Arabia Saudita.

Se colgó al cuello en 2022 un oro mundial inédito para pesistas venezolanos.

¿Los Ángeles 2028?

Aunque aún pueden salvarse, las pesas quedaron fuera junto a otro deporte de larga tradición, el boxeo, por escándalos de dopaje y problemas de gobernanza en la Federación Internacional de Halterofilia (IWF por sus siglas en inglés).

Ya la organización cambió de presidente con la elección del iraquí Mohammed Jalood en junio del año pasado.

Mayora, optimista de cara a París.
Mayora, optimista de cara a París.YURI CORTEZ / AFP

"Este es nuestro deporte, es nuestro trabajo", dice Mayora, abogando por soluciones. "Yo soy, digamos, joven y Keydomar también, y hay muchos atletas aquí que tienen 19 o 18 años y están con nosotros fajados".

"No he pensado todavía en lo que va a pasar en 2028, quiero estar enfocado en París y ya después habrá tiempo", declara a su vez Vallenilla, aseverando que prefiere poner su mente en "lo que se puede controlar".

La clave, en la espera, la da su compañero: "Trabajar, trabajar y trabajar".