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Mbappé reina en el silencio del 974 y convierte a Francia en el primer clasificado a octavos

Mbappé celebra el pase a octavos de Francia
Mbappé celebra el pase a octavos de FranciaAFP
El extremo marca un doblete que deja a Dinamarca en una situación complicada. Christensen igualó el global para los daneses con un cabezazo. Sin embargo, dos sprints del hombre del PSG han sido suficientes para erradicar las dudas de raíz

El ruido acechó la sede de la Federación Francesa en los meses previos al Mundial. La sorpresiva caída en la UEFA Nations League precipitó una crisis innecesaria. La lesión de Karim Benzema, el Balón de Oro, impulsó aún más la incertidumbre. El campeón no iba a tener a su mejor jugador. Al mejor del mundo. El paso del tiempo demostro qué, a pesar de las previsiones, la ausencia de Benzema no es palpable en Francia, al menos en materia física y táctica. 

Didier Deschamps tiene variantes de sobra. Así lo ha demostrado el sábado. Francia, con Dembélé y Mbappé liderando el ataque, expuso su magia en Doha. La elegancia de los blues fue demasiado para la potencia danesa. La estatura de los nórdicos no se transformó un problema. Schmeichel tampoco. 

Kylian Mbappé hace respetar la condición de campeón. En la antesala de la Copa del Mundo, expertos hablaron de la maldición. De la salida en la fase de grupos. De las caídas de Alemania en el 2018, de España en el 2014 y de Italia en el 2010. Los blues son unos profesionales y, ajenos al ruido, trabajan, en silencio, con un único objetivo: la tercera estrella. 

Perfección y elegancia

Francia firmó un partido perfecto en el estadio 974. Dinamarca no tuvo opción. Los galos, desde un inicio, inquietaron. La velocidad de Mbappé. El desequilibrio de Dembélé. El posicionamiento y la circulación de Griezmann. El ataque del campeón es indestructible.

El equipo completó una excelente primera mitad, en especial. Sin presión, a raíz de la línea de tres defensores daneses, los galos optaron por un marcaje posicional. El once de Didier Deschamps se movía en conjunto. No dejaba espacios y, además, tenía dos balas en los costados que, en cualquier momento, estaban listas para hacer daño: Mbappé y Dembélé. 

Mbappé anotó el primero de los blues en el minuto 61. Una excelsa conexión con Theo Hernández dejó al extremo del PSG de cara al gol. En el área chica, Mbappé no falla. Cuando las gradas del estadio 974 festejaban eufóricos el gol del atacante, Dinamarca, en lugar de hundirse, se levantó. 

Christensen puso el empate en el 68 con un cabezazo. Reacción inmediata. El hambre de los vikingos los impulsó a asechar la portería de Hugo Lloris. El portero del Tottenham salvó una opción clara del rival bajo la línea. Koundé hizo lo suyo. Theo Hernández resistió las embestidas. 

El fútbol es ingrato. Dinamarca jugaba mejor. Francia parecía diesmada. Parecía, porque al final, Mbappé, con uno de esos sprints a los que tiene acostumbrados a los fanáticos, liquidó, de nuevo, a la defensa nórdica. El atacante puso el segundo para su cuenta personal y, además, convirtió a los blues en el primer combinado clasificado a los octavos de final. 

Catar es un país en donde no existe el tiempo para las supersticiones. Mbappé reina en la tormenta de arena y transforma el ruido del país del emirato en un silencio estremecedor que ilusiona a todo un país. Francia tiene un ejército que, sin duda alguna puede defender su condición de Campeón del Mundo.