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Muriqi se exhibe y empuja al abismo a un Atlético de Madrid que sigue hundiéndose (1-0)

César Suárez
Muriqi marcó el gol de la victoria y fue un tormento para los defensas.
Muriqi marcó el gol de la victoria y fue un tormento para los defensas.AFP
El Mallorca ha sumado su segunda victoria consecutiva a costa de un Atlético de Madrid que lleva cinco partidos seguidos sin ganar. Muriqi, qué exhibición la suya, marcó el gol del triunfo, al tiempo que Rajkovic y Bataglia evitaron en los últimos segundos los tantos de Morata y Witsel.

En un estado de psicosis absoluta vive el Atlético de Madrid, temiendo lo peor en cada acción. Como si cada charco fuera un profundo lago donde hundirse en la miseria. Un pesimismo que se nota al atacar, pero especialmente al defender. Basta con ver la jugada del gol del Mallorca. Podía pasar lo peor y pasó porque dejaron que ocurriera. Un remate lejano, sin oposición alguna, potente, de Antonio Sánchez que Oblak despejó como pudo. El rechace lo tocó Raíllo, más rápido que dos rivales, llegó a los pies de Jaume Costa, todos se fueron a por él como demonios… y se olvidaron del que mordía, Muriqi, que entró solo a sus espaldas para anotar a placer. Octavo gol del albano-kosovar, un tormento para los defensas. 

El desajuste de la zaga lo contempló con impotencia Simeone, que ya barruntaba que algún movimiento tendría que hacer para atar en corto a los baleares. Estuvo a punto de contenerse cuando Morata marcó en el único acercamiento real a los dominios de Rajkovic. El tanto fue anulado por un claro fuera de juego. El Cholo no lo dudó instantes después. Antes de la media hora, fuera Nahuel, que era un coladero, y dentro Correa. Pero ni el argentino ni Griezmann encontraron cómo hacer daño a una defensa bien plantada, made in Javier Aguirre. Así que los intentos atléticos se quedaban en balones largos y aéreos, fáciles de defender para los zagueros bermellones.

Mucho corazón, pero poca cabeza

Salió deseando mirar a la cara a Rajkovic el Atlético tras el descanso, queriendo correr más, luchar más, sudar más. ¿Jugar más? Eso ya es otra cuestión. Para eso se necesita quien ponga orden y concierto en el medio campo. Y está claro que De Paul y Witsel no están para eso. La única fórmula que funcionaba era cuando combinaban Griezmann y Morata. El francés, con cuentagotas, qué bueno es y qué poco aparece. Sólo quedaba el español como ejecutor, pero sus intentos, cuando rara vez se deshacía de su par, morían en las manos del meta balear.

Cuando el juego colectivo no funciona, cada uno busca sus propias soluciones, que normalmente no suelen arreglar nada. Los disparos a media distancia de los de Simeone eran mero fogueo. Y el Mallorca se encontraba muy cómodo, esperando alguna contra para hacer temblar los cimientos rojiblancos. Sobre todo cuando el balón lo tenía Kang in Lee

Muriqi contra todos

Mientras Aguirre, desde su palco de sancionado, disfrutaba del desarrollo del encuentro, Simeone se giraba otra vez a su banquillo para buscar soluciones. Ya había metido a Lemar y le llegó la hora a Koke, que reaparecía tras su lesión, y a Reguilón, que debutaba tres meses después de su llegada una vez superados también sus problemas físicos. Las modificaciones, al menos, sirvieron para encerrar a los locales que ya, de manera descarada, renunciaron al ataque. Sólo dejaron a Muriqi, que no era poco ni mucho menos, para aguantar de espaldas y montar contras. Qué exhibición la suya, qué cantidad de movimientos y de recursos para neutralizar cualquier intento de Savic o Felipe para robarle la bola. Qué abuso. Incluso se permitió el lujo de asistir a Amath para dejarlo en el mano a mano con Oblak. Ganó el esloveno, que firmó el milagro de cada día. 

Pero para milagro, el de Rajkovic. Qué reflejos para sacar un remate potentísimo de Morata en el área pequeña que hubiera sido gol en el 99,9% de los casos. Ya la había tenido antes el internacional español, pero fue el balón el que le golpeó y el guardameta sólo tuvo que poner las manos. La segunda acción, sin embargo, fue de un mérito extraordinario. 

Luchó el Atleti hasta el final, eso no se le puede discutir. Y mereció el empate, aunque fuese en el último minuto con una chilena acrobática de Witsel que despejó en el área pequeña Bataglia de cabeza.  

Hasta ahí resistió el Mallorca, que consiguió su segunda victoria consecutiva tras la del Villarreal. Hasta ahí llegó el Atlético, que suma ya cinco partidos sin conocer la victoria, tres en Liga y dos en Champions, y queda sexto en la clasificación. 

 

Jugador Flashscore del partido: Muriqi

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