Rosario disfruta con sus hijos predilectos: Leo Messi y Ángel Di María
"Esta selección se lo merece. Esto es una locura, más que todo Messi que nunca renunció e hizo tanto esfuerzo. Nunca bajó los brazos. Es un grande", dijo a la AFP Martín Reina, de 23 años, que apenas terminó el partido rompió en llanto en el tradicional bar El Cairo, de Rosario.
Aquí se festejó, se sufrió, se lloró, se rezó y se celebraron las atajadas de Emiliano 'Dibu' Martínez en la serie de penaltis como si cada uno fuera un gol, alentando a la selección de Lionel Scaloni, a miles de kilómetros de Catar.
Y fueron ambos rosarinos los autores de los goles de Argentina en el 3-3 (dos Messi y otro de Di María) del tiempo reglamentario, que se culminó con la tanda de penaltis a favor de la Scaloneta.
En esta ciudad que divide sus amores entre los clubes Newell’s Old Boys y Rosario Central, enemigos declarados, la selección unifica. Más allá de que Messi haya hecho sus primeros pasos en Newell's y Di María en Central, los hinchas rosarinos los aclamaron por igual.
Siete días para festejar
"Esta selección une a todos. Se ven abrazados a hinchas de Central y de Newell´s, cantando. Es lo más lindo que hay. Todo el mundo canta y alienta por la Selección. Este mes de diciembre, la Selección nos dio siete días para festejar, estar todos unidos sin distinción", dice Nahuel Cantero, un comediante de 21 años, para quien "la pasión que se vive es difícil de explicar".
Famosa por su tradición futbolera y por ser semillero de 'cracks', Rosario es ese lugar "donde la pelota es una religión". Ya había sucedido cuando la "Scaloneta" alzó la Copa América 2021 en el Maracaná, poniendo fin a 28 años de sequía de títulos. El fervor mundialista vuelve a hermanar a los rosarinos.
"Fideo, Fideo", cantaron cuando la televisión mostró al delantero de la Juventus en el cambio.
"Ese día que pasamos a la final, lloré. Ahora tengo una felicidad enorme. Es increíble. Un sufrimiento hasta el final pero esto es increíble" declaró Ariel Chinazzo, un maestro mayor de obra de 19 años, entre sollozos.
Con su camiseta albiceleste, las mejillas del mismo color y sus medias con la cara de Messi que utilizó en todos los partidos de Argentina, eligió seguir la final en el mismo bar rosarino que hicieron famoso el escritor Roberto Fontanarrosa y el cantautor español Joan Manuel Serrat, como lo hizo en todo el Mundial de Catar.
Hincha de Rosario Central y fan de Giovani Lo Celso, también originario de esta ciudad futbolera, contó a la AFP que también lloró cuando este jugador perfecto socio de Messi en la Selección quedó fuera del Mundial por una lesión.
"Pero lo quiero a Messi, no importa que sea de Newell’s, somos argentinos”, agrega.
Monumento al festejo
"Messi, Messi", cantan los rosarinos y se inclinan como venerándolo, ya terminado el partido, cuando la TV repetía las mejores jugadas.
El sueño argentino del volver a alzar la Copa del Mundo se cumplió tras 36 años de espera. Una caravana de autos se lanzó a las calles hacia el Monumento a la Bandera, frente al rio Paraná, cita obligada de festejos futboleros en Rosario.
Allí Messi parece mirar a todos desde un enorme mural. El sábado para calentar motores y calmar la ansiedad, se hizo allí un 'banderazo' y se desplegó un enorme camiseta argentina con el número 10 en la espalda.
Este domingo la ciudad de Messi amaneció cubierta de banderas y camisetas albicelestes. Un sonido de trompeta entonando los habituales himnos argentinos de la cancha bajaba a la calle desde lo alto de un edificio. En otros balcones algunos respondían cantando las estrofas.
Con la tercera corona mundial de su historia, después de Argentina-1978 y México-1986, la fiesta promete ser larga en Rosario.