Publicidad
Publicidad
Publicidad
Más

Jannik Sinner, la templanza desde el pico más alto del tenis mundial

AFP
Sinner, número uno en el ranking ATP
Sinner, número uno en el ranking ATPMARCO BERTORELLO/AFP
Nuevo 'Maestro' del tenis mundial después de una impresionante temporada, Jannik Sinner (23), vencedor del Masters ATP el domingo en Turín, se define a sí mismo como "alguien que solo intenta jugar bien al tenis".

Desde las altas montañas

Si no se hubiera enamorado del tenis en la adolescencia, Jannik Sinner habría podido ser campeón de esquí alpino. Nacido el 16 de agosto de 2021 en San Cándido, en las montañas Dolomitas, se deslizó por las primeras pistas a los tres años, en esta zona limítrofe con Austria.

La familia de Sinner vive en Sexten, en el Alto Adigio, donde el alemán es la lengua principal. Sus padres, Hanspeter como cocinero y Siglinde como camarera, trabajan en un hotel-restaurante situado encima del espectacular valle Fiscalina.

Las mejores jugadas del Sinner-Fritz
Flashscore

El deporte tuvo siempre un lugar importante para esta familia, que adoptó a Mark, un huérfano ruso, tres años antes del nacimiento de Jannik. Hanspeter entrenaba en el equipo de fútbol local, deporte en el que Jannik brilló pronto.

Pero no fue hasta los 13 años que el tenis, hasta entonces un mero pasatiempo para un niño cargado de energía, superó al esquí. Jannik acababa de proclamarse campeón de Italia de eslalon gigante pero dado lo corta que es la temporada de esquí, este deporte no colmaba su sed de competición. Desarrolló entonces una pasión por el héroe local, Andreas Seppi, que terminó el año 2013 en el número 18 del ranking ATP, pero sobre todo por el suizo Roger Federer.

Declaraciones de Sinner tras ganar las ATP Finals
Flashscore

Un ascenso regular

Grande para su edad y ya con más resistencia, Sinner fue rápidamente detectado como un jugador con un gran potencial, y coleccionó títulos nacionales. Pero para triunfar al más alto nivel internacional debió abandonar a su familia para entrenar a más de 600 kilómetros de sus montañas en Bordighera, al borde del mar Mediterráneo.

Bajo la batuta de Riccardo Piatti, exentrenador del francés Richard Gasquet y del canadiense Milos Raonic, el adolescente se convirtió en número uno mundial en categoría junior, sumó sus primeros puntos ATP en 2018 y el año siguiente superó la previa para disputar su primer torneo de Grand Slam, el US Open.

Sinner, que en ese momento ya era muy maduro, sabía hasta dónde quería llegar y cómo alcanzar esos objetivos.

"Mi sueño es convertirme en número uno mundial y ganar títulos de Grand Slam. Sin precipitarme", confesó con timidez en 2019 a una televisión local después de su derrota en la final de un torneo Futures, la tercera división del tenis mundial, en el valle de Gardena.

Ese año ganó a los 18 años en Milán el NextGen, torneo que reúne al igual que el Masters a los mejores jugadores de menos de 21 años del año, y se instaló en el top 100 con el estatus de "revelación del año".

También en 2019, el gran público italiano conoció a este fenómeno tras ganar su primer título, un torneo ATP 250 en Sofía. Ya entonces sedujo por su simplicidad, por su ética de trabajo... y por las zanahorias, que come en los descansos entre cambios de pista. El nacimiento de una estrella.

Nuevas cimas

A comienzos de 2022, Sinner se hizo un hueco en el top 20 ATP pero frustrado por sus resultados en Grand Slam puso fin a su colaboración con Piatti.

Alcanzó un nuevo nivel bajo la dirección de Simone Vagnozzi y del australiano Darren Cahill, golpeando cada vez más fuerte y asfixiando a sus adversarios.

Desde noviembre de 2023 fue imparable y comenzó a coleccionar nuevas cotas, como si se tratase de un alpinista: una primera final de Masters ATP en noviembre de 2023 y la victoria una semana más tarde en la Copa Davis, antes de ganar en enero de 2024 su primer título de Grand Slam en el Open de Australia, con el que puso fin a una sequía de 46 años para el tenis italiano.

La última cima la alcanzó en junio, alcanzando el número uno del mundo, algo nunca antes conseguido por un jugador de su nacionalidad.

En Italia el público le adora, y no se le reprocha ni su residencia en Mónaco ni que se sienta más cómodo con el alemán que con el italiano. Los patrocinadores se pelean por él y le aportan 15 millones de euros de ingresos anuales.

Así es como Sinner, muy cercano a su familia y poco presente en redes sociales, se ha convertido en el "hijo que todo el mundo querría tener", según resumió el presidente de la Federación Italiana, Angelo Binaghi.

Pero el ascenso a la cima podría hacer más dura la caída, con una caso de dopaje reabierto tras ser absuelto por las instituciones del tenis que podría apartarle de las pistas durante varios meses e incluso años.