Sinner, el niño prodigio del esquí que se hizo grande en Melbourne
Febrero de 2018. El espigado italiano (1,88 m por 76 kg) de cabello pelirrojo aparece por primera vez en la clasificación ATP a raíz de sus primeros torneos en los circuitos ITF y Challenger, las divisiones inferiores del tenis profesional.
En aquel momento Sinner apenas llevaba cuatro años dedicado en cuerpo y alma al tenis.
Antes, entre los ocho y los doce años, con un par de esquíes se había erigido en una promesa del deporte italiano. Algo lógico para un hijo de los montes Dolomitas, nacido a unos kilómetros de la frontera austríaca, en la estación de deportes de invierno San Candido, en el Tirol italiano.
Sinner ya jugaba a tenis en aquella época, después de que su padre le regalase su primera raqueta con apenas tres años, pero sólo lo practicaba dos días a la semana.
El salto tuvo lugar a los trece años, cuando decidió cambiar sus montañas natales para unirse a la academia de Ricardo Piatti, reconocido formador del tenis italiano, que también trabajó con Ivan Ljubicic y Novak Djokovic, en la costa de Liguria, en Bordighera.
"En el tenis ves a tu rival"
"El esquí era peligroso. Una mala caída puede hipotecar una temporada entera", comparaba hace unos años. "El tenis, uno puede jugarlo todo el año".
"Pero lo más importante es que en el tenis ves a tu rival. Sabes si vas por delante en el marcador o detrás, si debes cambiar algo o no", razonaba. "En el esquí desciendes solo y no sabes si eres el más rápido o el más lento, sólo ves puertas rojas y azules".
Con su atípico recorrido, Sinner no disputó ningún torneo del Grand Slam en juniors, tradicional antesala del tenis profesional.
Pero su gusto por los cara a cara se tradujo en una progresión meteórica en la clasificación ATP.
En 2019, a partir de su primera temporada casi completa en el circuito ATP, escala más de 450 plazas, hasta el top-80 (78º) -lo que le convierte en el más joven en estar tan arriba a final de año desde Nadal en 2003 (17 años, 47º)- después de su título con 18 años en el Masters NextGen, que reúne a los mejores jugadores de menos de 21 años.
En el otoño de 2020, alcanza los cuartos de final en su cuarto Grand Slam, y después terminó el año 2021 en el Top-10.
Su progresión continuó imparable, de su primera semifinal en un 'Grande' en 2023, en Wimbledon, a su primer título en un Masters 1000 (Toronto), pasando por una final en el Masters y el cuarto escalón en la jerarquía mundial.
"El sonido de su golpeo"
Y en Melbourne se convirtió en el más joven en llevarse el trofeo desde Novak Djokovic en 2008.
¿Su secreto? Su golpeo explosivo y sonoro, tanto con la diestra como con el revés.
"Muchos grandes campeones tienen un sonido de golpeo característico. Agassi, daba impresión de ser más fuerte que todo el mundo. Rafa (Nadal) es exactamente lo mismo. (...) Jannik tiene eso, sin duda", sentencia el entrenador australiano Darren Cahill, que se unió a su equipo en 2022.
"A veces es como si él hiciera otro deporte. La bola sale tan rápido de su raqueta...", describió en 2020 su compatriota Paolo Lorenzi.
Su capacidad para conservar la cabeza fría le permite empezar a sentarse en la mesa de los mejores.
"Digamos que me gusta bailar bajo esta lluvia de presión", metaforizaba este domingo con el trofeo a su lado. "Es ahí donde la mayoría de las veces produzco mi mejor tenis".
"En esquí, desciendes una pendiente durante quizá 90 segundos, y si cometes un error se terminó. En tenis puedes jugar dos horas, cometer muchos errores y aún así ganar el partido". Y así fue en la final ante Daniil Medvedev: 3 horas y 44 minutos para remontar dos sets y firmar con estilo su primer 'grande'.