Djokovic también sobrevive a Rublev y jugará la final de París ante Dimitrov
Este último batió en la primera semifinal al griego Stefanos Tsitsipas (6º) por 6-3, 6-7 (7/1) y 7-6 (7/3).
A continuación, en otra velada espectacular a orillas del Sena, Djokovic sacó fuerzas de flaqueza para batir a un Rublev a su más alto nivel, al que esta vez no le tembló el pulso hasta que cometió la doble falta que dio la victoria a Djokovic, en su primera bola de partido.
"No está mal para tener 36 años"
La leyenda serbia cerró el duelo en tres horas de juego. Derrotado el año pasado en la final por Holger Rune, el domingo buscará ampliar su récord de seis títulos en la pista cubierta del último Masters 1000 de la temporada, categoría en la que ampliaría su marca a 40 trofeos -también récord-.
"Fue un buen combate. Jugó a un nivel muy alto, es uno de los tenistas que juega más rápido, me puso en muchas dificultades. Me apoyé en mi buen servicio, sobre todo en el 'tie-break', lo que me dio confianza y me permitió ganar", explicó el serbio.
El virus estomacal que ha sufrido durante esta semana ha servido para ver una versión de Djokovic más humana, incluso vulnerable, que parecía alcanzable por sus rivales, en vano por tercer día consecutivo. Ni Tallon Griekspoor (23º) el jueves, ni Rune (7º) el viernes, ni Rublev este sábado le pusieron el cascabel al gato de vidas interminables, superviviente en un tira y afloja con el público del que se nutre y a la vez disfruta.
Por lo que el gran beneficiado ha sido el aficionado. Las 15.000 personas que cada tarde llenan el Accor Arena han disfrutado de tres duelos consecutivos de la leyenda que se fueron al tercer set con el resultado siempre del mismo lado.
Servicio y winners, las claves
Este sábado, tras entregar el primer set con más errores no forzados de los que acostumbra, se apoyó en su servicio y en golpes ganadores cruciales para igualar en el 'tie-break' del segundo. El serbio fue tratado por el fisioterapeuta en la parte baja de su espalda y se fue al vestuario durante más de diez minutos, mientras Rublev conversaba en una esquina de la pista con su equipo técnico.
En la tercera manga, Rublev, al que a menudo le traicionan los nervios siguió dando la cara, pero según avanzaba el duelo la sombra del mito se agigantaba y se acercaba su triunfo, sellado con una doble falta acompañada del lanzamiento de su raqueta por parte del ruso.
"Me sentí más fresco que esta semana, no está mal para un jugador de 36 años. Espero estar todavía más fresco mañana, juego contra alguien que aprecio", añadió el serbio.
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