Carlos Alcaraz afrontaba el partido en un envidiable estado de forma tras haber sumado 11 victorias seguidas, incluyendo el título conseguido en Pekín al ganar a Jannik Sinner en el duelo decisivo. Su recorrido en esta edición del Masters de Shanghái era inmaculado hasta la fecha, con victorias sólidas y convincentes contra Juncheng Shang (doble 6-2) y Yibing Wu (7-6 y 6-3). Este miércoles, un rival de sobra conocido: el experimentado Gaël Monfils.
La última vez que se vieron las caras antes de este 9 de octubre, el tenista galo, que había caído derrotado en sus dos enfrentamientos anteriores, impuso su ley para avanzar en Cincinnati. Lo ocurrido en aquella ocasión tenía que poner en alerta al murciano, consciente de los peligros del contrario, especialmente a tres sets por requerir un menor desgaste físico. Y esas virtudes y fortalezas de Monfils quedaron en evidencia muy pronto.
En el sexto juego, Alcaraz evitó una rotura y mantuvo la igualdad en el marcador. Su buen hacer en una situación tan determinante fue clave de cara a imponerse después por 6-4, ya que concretó el breik a la segunda oportunidad que se le presentó. Gracias a los fluidos y rápidos intercambios, bastaron sólo 37 minutos para resolver el primer punto del encuentro. Aún había mucho en juego. El público quería más.
No hubo muchas diferencias en el siguiente tramo, aunque la situación se invirtió porque esta vez fue Carlos quien tuvo un contexto ideal en su intento por acercar el objetivo. La resistencia de Gaël le hizo llegar con vida hasta casi el final, sin llegar a pelear en el tiebreak porque perdió el servicio en el último momento pese a gozar de una amplia ventaja (0-40). Ese último arreón del vigente campeón de Wimbledon y Roland Garros, clave (7-5).