Alcaraz se exhibe en una final de ensueño y revalida su título en Wimbledon
"Siento que ya no soy un novato. Ya sé lo que voy a sentir antes de jugar una final. Ya he estado en esta situación antes. Trataré de corregir errores que cometí en la anterior, ser mejor y hacer las cosas bien", expresó Carlos Alcaraz después de derrotar a Daniil Medvedev en semis. Por aquel momento desconocía si se iba a enfrentar a Novak Djokovic o a Lorenzo Musetti, aunque seguramente estaba en su cabeza el nombre del balcánico, "favorito" este domingo para Juan Carlos Ferrero.
A raíz de sus palabras y por lo ocurrido en tres de los encuentros que ha disputado en esta edición (contra Frances Tiafoe, Tommy Paul y el propio jugador ruso), empezar con buen pie y sin la necesidad de remontada se antojaba importante. Es cierto que eso no dependía exclusivamente de él, sobre todo teniendo en cuenta el rival que tenía al otro lado de la pista, pero dar el mínimo de oportunidades posibles era una garantía.
El juego inaugural se resolvió a los 14 minutos, lo que el público interpretó como una prometedora declaración de intenciones. Carlos fue capaz de aprovechar la quinta bola de break que tuvo y se insufló de moral en un arranque de vértigo. Esa situación tan halagüeña se sostuvo en el tiempo... y de qué manera (repitió la jugada con maestría ante la versión más irreconocible de Novak). El punto estaba al caer y se confirmó a través del 6-2 definitivo.
Furia española
Daba la sensación de que habían intercambiado los papeles: el alumno se mostró pragmático, concentrado y solvente para ofrecer una convincente actuación. Algo más serio de lo habitual, con la sonrisa reservada para la hipotética celebración, el murciano volvió a atacar a su oponente desde el resto y muy pronto impuso el 2-0 en el luminoso. Aturdido y errático, el de Belgrado necesitaba un giro drástico de guion que tampoco llegó a tiempo a lo largo del segundo tramo.
Algunos destellos muy ocasionales iluminaban la figura del ganador de 24 Grand Slams (por ejemplo, una magnífica dejada que le permitió recortar distancias). Eso podía valerle para derrotar a la mayoría de jugadores, no así a un chaval que hizo gala de su poderío y que se está convirtiendo en hombre a base de títulos. Y este domingo 14 de julio, más especial si cabe por la final de la Eurocopa entre la Roja e Inglaterra, no dejó pasar la oportunidad de seguir agrandando su leyenda (6-2).
Con sufrimiento y honor
Al contrario que en las mangas anteriores, Djokovic hizo bueno su saque y logró el ansiado 0-1. Luego, un 0-30 a favor le permitió soñar con una situación que volvió a alejarse tras una nueva lección magistral del número tres del mundo, dispuesto a resolver la cita por la vía rápida. Sin embargo, era un hecho que Nole había dado ciertos síntomas de mejora, y a esas sensaciones se agarró para frustrar hasta cuatro amenazas de quiebre por parte del talentoso jugador de El Palmar.
De forma excepcional, el mermado Nole, que se acercó a su habitual ritmo pese a acudir al quirófano 37 días atrás, acarició el 2-4 en un contexto sin precedentes hasta entonces. Incapaz de concretar el paso adelante que exigía el invite, en buena parte por culpa de los oportunos aces de Alcaraz y sus inagotables recursos, apeló a la épica al salvar tres bolas de partido antes de un tiebreak en el cual acabó sucumbiendo por 7-4.