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Un colosal Tavares acaba con el Barça y le da la Supercopa al Real Madrid (89-83)

César Suárez
Un colosal Tavares acaba con el Barça y le da la Supercopa al Real Madrid (89-83)
Un colosal Tavares acaba con el Barça y le da la Supercopa al Real Madrid (89-83)ACB Photo
El Real Madrid se llevó el primer título de la temporada, la Supercopa ACB, al vencer en la prórroga a su eterno rival, el Barcelona, por 89-83. Un colosal Eddy Tavares, que sumó 24 puntos, 12 rebotes y 5 tapones, acabó con la resistencia de un rival en el que Laprovittola estuvo excelso en la dirección, acabando con 14 asistencias y 12 puntos. Sólo una mala noticia para el supercampeón, la lesión en la muñeca de Rudy.

Se notaba que ambos equipos están aún de ensayo, preparando sistemas y ajustando piezas. Así se explica el pírrico 17-15 con el que concluyó un primer cuarto en el que el Madrid no necesitó hacer faltas para defender al Barcelona y los catalanes tampoco requirieron de su clásica intensidad defensiva para cerrar espacios al ataque blanco. Malos porcentajes de tiro en los dos, extraño con excelsos exteriores con los que cuentan los dos grandes del baloncesto nacional. Y muchos errores infantiles bajo tableros a pesar de la presencia de dos gigantes como Poirier y Vessely, a los que buscaron, ante la falta de fluidez, insistentemente a través del pick and roll. 

Parecía extraño que la anotación continuase siendo tan baja. Pero fue aún peor. La primera canasta del segundo cuarto llegó pasados los dos minutos y medio. Fue Vessely el que encontró el camino hacia el aro para iniciar un 0-6 de salida. Eso sí, como prueba de que las muñecas de los jugadores parecían piedras, Kalinic erró tres tiros libres consecutivos. Peor aún le fueron esos minutos a los de Chus Mateo, con 1/9 en triples. Obligado a pedir tiempo muerto con un 17-21, no vio aro hasta casi el ecuador del acto cuando Llull penetró para estrenar también su marcador. Para cuando se dieron cuenta, los azulgrana ya se habían activado arriba y abajo de la mano de Kuric y de Sanli. La entrada de Tavares y de Musa ayudó a detener la sangría, pero no pudieron evitar marcharse al descanso 29-37.

El enfado del técnico madridista era mayúsculo. De superar la centena de puntos en semifinales al colapso absoluto. Vale que no es lo mismo tener el talento y el músculo que maneja Jasikevicus que el que tiene, con todos los respetos, Luis Casimiro en el Betis. Pero la mala selección de tiro, sin ideas ni colectivas ni individuales, era escandalosa en el campeón. Y claro, el Barça, como un tiburón, oliendo sangre ante el eterno rival, no quería desaprovechar la ocasión de machacarlo (33-45).

¿Estaba muerto el campeón?

No cuando tienes a Musa para correr, a Tavares para tapiar el aro y a Llull para llevar mandarinas al cesto rival. Hasta tres triplazos del menorquín para firmar un 15-0 estratosférico, monumental. Si le dan una silla a Jasikevicius la rompe en su propia cabeza. Miraba a la cancha, a su banquillo, y no entendía nada. Del 40-49 al 55-49 en cuatro minutos. 

Con esos seis arriba comenzó el rush final de partido. La solución de los catalanes para evitar el descalabro fue surtir de balones a Sanli. Y funcionó. El turco captó la orden y su buen hacer ante Poirier envió el mensaje correcto a sus compañeros. Apretar los dientes en defensa y a correr. La alegría cruzó de calle. 3-10 de parcial en tres minutos y cambio de líder (58-59). Y así, con ese equilibrio, empujando el columpio en el electrónico, se encaminó el choque hacia su cierre. 69-69 a 2 minutos, 71-71 a 15 segundos. Y prórroga después de un incomprensible ataque de Deck. 

En el tiempo extra, con cansancio y tensión, hubo dos jugadores que parecían de otro mundo. Tavares y Laprovittola. Y en ese pulso mágico entre los tapones en el cielo del pívot y las asistencias mágicas del base, la balanza se inclinó hacia el primero para darle de nuevo el título de supercampeón al Real Madrid (89-83). Y ojo, ya van cinco consecutivos. 

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